Fuente: 

Baltasar de Echave Orio, El martirio de Santa Úrsula. Catálogo comentado del acervo del Museo Nacional de Arte. Nueva España, Tomo II. Pp.299-302. Nelly Sigaut


Acerca de la pieza: 

En varios textos
litúrgicos, como martirologios, calendarios y letanías, se menciona el 21 de
octubre como la fecha dedicada a las vírgenes de Colonia, cuyo número y nombre
varían según la versión (cinco, ocho y once en cuanto al número y Úrsula,

Senda, Gregoria,
Pinnosa, Martha, Saula, Brítula, Saturnina, Rabacia, Saturia y Paladia, sus
nombres). A pesar de que se ha tratado de ubicar su historia en los primeros
siglos del cristianismo, ninguna de las leyendas escritas es anterior al siglo
IX. El único testimonio anterior a estas fechas, pero igualmente en discusión,
es la inscripción de Clematius, tallada en roca en el coro de la iglesia de
Santa Úrsula en Colonia (fechada entre los siglos IV y V), que, por más que se
ha intentado, no arroja más resultados que la prueba de la existencia de una
basílica anterior y de unas vírgenes mártires. Una versión de su lectura es la
siguiente: "Un tal Clematius, un hombre de rango senatorial, que al
parecer vivió en Oriente antes de ir a Colonia, fue guiado por frecuentes
visiones para reconstruir en esta ciudad, en tierra de su propiedad, una
basílica que había caído en ruinas, en honor de las vírgenes que sufrieron
martirio en ese sitio." Sin embargo, el testimonio escrito más antiguo es
el Sermo in natali sanctarum Coloniensium virginum, según el cual miles
de vírgenes sufrieron martirio durante la persecución de Dioclesiano y
Maximiano, y de las cuales sólo se menciona el nombre de Pinnosa, la más
importante de este grupo originario de Gran Bretaña. Alrededor del 850 se
compiló el martirologio de Wandalberto de Prum, que se refiere a varias miles
de vírgenes. En cambio, el martirologio de Usuard (ca. 875) sólo cita a
"Martha y Saula con muchas otras". A pesar de estos vaivenes del
relato, hacia principios del siglo X ya se había acuñado la frase "las
once mil vírgenes", sobre la cual se han dado muchas interpretaciones. La
más aceptada es que se trata de un error de lectura, o de interpretación, por
ejemplo de los nombres Úrsula y Undemicillia o de Ursula y Ximillia, de donde
se desprende Úrsula y sus once mil acompañantes. Otra variante es la lectura de
la abreviatura XI.M.V. (undecim
martyres virgines) mal interpretada como undecim millia virginum.
Error o no, desde entonces se acepta tanto el número como el origen
británico de santa Úrsula (que sustituyó a Pinnosa como la virgen principal).

  Dos antiguas versiones (del siglo X) cuentan
las historias del viaje y posterior martirio de Ursula y sus compañeras. Se
trata de Fuit tempore pervetusto (ca. 969- 976) que casi no se copió en
la Edad Media y Regnante Domino, de fecha cercana a la anterior, y que
tuvo una enorme difusión: Úrsula era hija de un rey cristiano de la Gran
Bretaña y fue pedida en matrimonio por el hijo de un rey pagano. La joven
deseaba consagrar su virginidad a Dios y pidió tres años para cumplir con la
promesa de su padre. Junto con diez compañeras, a cada una de las cuales
acompañaban mil vírgenes, se embarcó en once naves en las cuales pasaron tres años.
Al momento de vencer el plazo, una ráfaga de viento las alejó de las costas de
Inglaterra y llegaron a Colonia, viajaron luego a Basilea y a Roma, desde allí
regresaron a Colonia, donde fueron asesinadas por los hunos. En el siglo XII se
descubrió un gran número de cadáveres de mujeres, pero también de niños y
hombres, en el Ager Ursulanus en Colonia. La historia conocida se basó
en leyendas fantásticas nutridas por los relatos de las visiones, como las de
santa Elizabeth de Schonau, de un religioso considerado como idéntico al beato
Hermann Joseph de Steinfeld y la monja Helintrude. De estos relatos visionarios
han salido los nombres de los acompañantes de Úrsula, incluyendo a un papa
llamado Ciríaco, que renunció a su cargo para acompañar al grupo de regreso a
Colonia y que, según esta visión, no aparece en los registros pontificios
porque los cardenales, enojados por su decisión, borraron su nombre de todos
los libros.1

  A pesar de que la autenticidad de la historia
de Ursula y sus compañeras ha estado en discusión desde hace siglos, su culto
tuvo amplia difusión, y sus reliquias llegaron a los ámbitos más lejanos de la
cristiandad. La orden que creó santa Ángela de Merici, en 1535, dedicada a la
educación de las jóvenes, no llegó a México hasta el siglo XIX, sin embargo, es
posible que Úrsula se convirtiera en modelo para la educación de las niñas y,
como tal, estuviera integrada al patrimonio de un convento femenino. Es que, a
pesar de la sensualidad que caracteriza el tratamiento de las figuras femeninas,
hay un cierto recato en la exhibición del drama. La acción está suspendida, aún
no hay muerte, ni sangre y sí en cambio una dolorosa resignación. El color
acompaña el tono general de la escena, con azules profundos, grises y pardos en
el primer plano, así como pálidas encarnaciones en las mártires. Nuevamente es
en el paisaje del fondo donde se destacan, en azules de distinta intensidad, el
paisaje de la ciudad, el puerto y un grupo de figuras abocetadas tan
características en Echave El Viejo, para crear profundidad y centrar la
atención en el primer plano. Es interesante el cambio del lenguaje plástico al
comparar este cuadro con dos obras del mismo tema firmadas por Juan Tinoco, que
se encuentran en las capillas de Reliquias y del Ochavo de la catedral de
Puebla, dadas a conocer por María Isabel Fraile Martín. Ambas pinturas son un
gran ejemplo para mostrar las diferencias en la concepción del espacio, la
figura   humana e incluso el color, entre
el primer y el último tercios de siglo XVII.2

  El martirio de Santa Úrsula formó parte de
las Galerías de pintura de la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1879. Figuró
en el inventario levantado en 1916. Su fotografía en blanco y negro fue
publicada en la obra de Manuel Toussaint Pintura colonial en México. Desde
hace mucho la única noticia que se tenía es que se conserva en la Embajada de
México en Inglaterra. Ésta es la primera fotografía a color que se publica de
la obra, donde se puede observar que se encuentra en buen estado de
conservación, [Nelly Sigaut]

 

NOTAS

1 Albert
Poncelet, transcrito por Robert Olson y traducido por Edmundo B. Durell en
http://www.encicl0pediacat0lica.c0m/s / sanursu. htm

2 María Isabel
Fraile Martín, "Nuevas aportaciones en torno a la obra de Tinoco en la
catedral de Puebla", en Barroco iberoamericano. Territorio, arte,
espacio y sociedad, Sevilla, Ediciones Giralda-Universidad Pablo de
Olavide, 2001, vol. 1, pp. 377-386.

 


Descripción: 

El blanco cuello
de Úrsula se exhibe indefenso ante el gesto feroz de su verdugo: la mano alzada
sostiene la espada que se descargará para cumplir con el martirio de la virgen
cristiana. Rodilla en tierra, las manos hacia atrás de la espalda, la
gestualidad corporal de la víctima es el signo evidente de la resignación con
la que acepta la muerte por su fe. A su lado, una mujer implorante mira la
escena y espera la misma suerte. La posición clásica de la postura femenina,
así como la cara con la vista alzada de la tercera mujer, parecen una firma del
viejo Echave. En un fondo intensamente descriptivo, de fantasmagóricas siluetas
que corren desesperadamente, se adivina el perfil de un barco, relacionado con
la travesía de tres años de las once mil vírgenes. Al fondo a la derecha, el
perfil de una ideal Colonia, escenario del martirio, sitúa a la escena en el
espacio geográfico. La violencia del contrapunto primer plano-fondo, así como
la gran figura masculina del brazo alzado (que se puede relacionar con la que
aparece en El martirio de san Aproniano) y la gloria que se abre para
dar paso a un ángel que lleva la corona de la victoria, sitúan a esta obra en
la misma línea figurativa que los martirios masculinos (de Ponciano y
Aproniano)


  • INFORMACIÓN DE LA OBRA
  • BALTASAR DE ECHAVE ORIO
  • El martirio de santa Úrsula
  • TIPO DE OBJETO
  • Pintura
  • TÉCNICA
  • Óleo sobre tabla
  • MEDIDAS
  • 157 x 100 cm
  • PERIODO
  • Siglo XVII
  • DISCIPLINA
  • Pintura
  • NÚMERO DE INVENTARIO
  • 3086