Museo Nacional de Arte

Pieza del mes - octubre 2024

ABRAHAM ÁNGEL

(El Oro, Estado de México, 1905 – Ciudad de México, México, 1924)

Autorretrato

1923

Óleo sobre cartón

INBAL / Museo Nacional de Arte

100 aniversario de fallecimiento

Abraham Ángel nació en el 13 de marzo de 1905, bajo los apellidos Card Valdés. Sin embargo, el rechazo de su familia sobre su intención de seguir una carrera artística, lo llevó a desprenderse de ellos, firmando sus obras solamente con su nombre. 

A temprana edad, fue abandonado por su padre, Lewis Edward Card, un minero escocés para quien las mujeres, el juego y la ambición del dinero rápido fueron comunes. Posteriormente, su hermano mayor lo expulsó de su casa, luego de que el artista anunciara su objetivo de ingresar a la Academia de San Carlos. 

Sus biógrafos apuntan que un posible despecho por parte de su maestro Manuel Rodríguez Lozano, con quien tuvo un vínculo sentimental, culminó en una muerte bajo circunstancias poco claras el 27 de octubre de 1924. Abraham Ángel tenía tan sólo 19 años. 

Su trabajo apenas reúne una veintena de obras. Sin embargo, es un referente dentro de la Escuela Mexicana de Pintura. La técnica naïf e intuitiva que practicó fue muestra innegable de la efectividad del Método Best Maugard, creada por el artista homónimo para la enseñanza del dibujo.

El Museo Nacional de Arte conserva en su colección varias obras de Abraham Ángel, entre las que destaca su Autorretrato –pintado apenas un año antes de su prematura muerte–, donde podemos apreciar la práctica del Método Best Maugard en el uso de la línea recta, la espiral, el círculo y otros patrones geométricos. Asimismo, destaca el uso de los colores fríos en la parte superior que se contraponen a los cálidos usados en el plano principal del retrato. 

En el centenario de su fallecimiento, la gran retrospectiva de su trabajo que comenzó en el Museo de Arte de Dallas y que llegó a las salas del Museo de Arte Moderno, de la Red de Museos del INBAL, pondera en su título la grandeza de este joven maestro, cuyo legado alcanzaría a otras generaciones de creadores nacionales entre el asombro y la seducción.