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lidación en espacios de refugio para
las imágenes que habían perdido su
terreno en el mundo y que lo canjea-
ron por un lugar en el coleccionismo.
Este desplazamiento de la relación
entre imagen y lugar permite que el
Munal se transforme en sitio alterna-
tivo para las imágenes, construyendo
un nuevo espacio de vida más allá de
aquel tiempo en que las cosas se en-
contraban en un proceso vital. Justo
en el marco de este espacio, aquellos
lugares son capaces de transformar
el tiempo en imagen y de suscitar su
recuerdo en imagen, pues el museo
no es sólo un lugar para el arte sino
un lugar para imágenes que repre-
sentan otras épocas, convirtiéndose
en símbolos de la memoria.
La era de la
fotografía
Con la llegada de la fotografía las cla-
sificaciones tradicionales de las artes
y los oficios se trastocaron, ejemplifi-
cando el encuentro de la modernidad
con la vida cotidiana en la cultura vi-
sual. El momento de la invención de
la técnica fotográfica
suponía la llegada de
un formato inmedia-
to y neutral. Con la
emergencia del da-
guerrotipo se auguró
la muerte de la pin-
tura, queriendo decir
que ya no era necesa-
ria como medio para
plasmar la realidad
exterior. La fotogra-
fía acabó por socavar a la pintura que
intentó imitar a detalle la realidad,
pues su capacidad para documentar
un instante que permanece intacto
permitiría el establecimiento de una
nueva relación con la experiencia del
tiempo: se convirtió así en un medio
que permitía inmortalizar sucesos a la
posteridad. La fotografía llegó a nues-
tro país por la ruta de las curiosidades
provenientes de una Europa ahogada
por la emergencia de las mercancías
industriales. Los pri-
meros daguerrotipos
realizados en territo-
rio mexicano fueron
logrados por Jean
François Prelier, ape-
nas poco tiempo des-
pués de que Louis
Jacques Mandé Da-
guerre presentara su
artefacto en París.
La penetración de
la fotografía delineó un instrumen-
to que combinaba la curiosidad y la
necesidad, reordenando la mirada
humana en su relación
con los objetos, seres y
hechos que cristalizaban
un panorama complejo
y original. Desde su ori-
gen la fotografía se con-
solidó como aspiración,
entrada a la modernidad
y medio de rememora-
ción, tres núcleos que
nunca perderían su fuer-
za primordial.
Así los hechos y
acontecimientos
pro-
venientes del oficio fo-
tográfico establecieron
un
encadenamiento
sólo entendible por un
proceso atado a la con-
tinuidad y en ocasiones
a la causalidad, dejando
ver a los registros foto-
gráficos de modo espe-
cífico como parte de un
universo
interrelacio-
nado socialmente en la
geografía y en el tiempo,
y tocando también con
cierta consistencia el
paralelismo de la me-
moria. Por ello la mues-
tra que el Munal presen-
ta para el mes de agosto
del año en curso intenta reconocer
la dimensión humana y los objetivos
primigenios de quienes vieron en la
fotografía una opción de realización
sumamente variada, y que permi-
tieron una infinita riqueza semánti-
ca. Este ejercicio de interconexión
entre temas y obras de diferentes
épocas y autores busca detectar las
líneas de continuidad atadas a la di-
námica huella de las mentalidades,
con las que puede caracterizarse la
historia de la fotografía mexicana.
Bajo esta óptica es fundamental
incorporar a ella géneros y temas
poco integrados, así como aspectos
ligados a la imagen fotográfica que
se inserta en la vida doméstica o la-
boral, en los ámbitos institucionales,
en los intersticios sociales y experi-
mentales, en el comercio, la publici-
dad y en los circuitos asociados a la
cultura popular.
Objetos que pueden referir al
México en el que irrumpe la nación
independiente; la llegada y caída del
emperador Maximiliano de Habs-
burgo con el Segundo Imperio; Be-
nito Juárez con la República exiliada
y luego restaurada; Porfirio Díaz
liderando una presidencia que duró
treinta años; una revolución impreg-
nada de contradicciones, facciones y
muertos; el sacrificio de Francisco
I. Madero, que sella e inicia una ca-
dena de causas; la Guerra Cristera;
el furor socialista de las décadas de
los años veinte y treinta; el prota-
gonismo de la calle; el espectáculo
y el arte como signos de una nueva
convocatoria sobre la identidad y la
convivencia, y la era de la consuma-
ción de la modernidad, con sus an-
Ernesto Lehn,
Diablo Rarámuri, Sierra Tarahumara
, 2005. Colección Ernesto Lehn
Emilio Mangel du Mesnil (atribuido),
León
[Guanajuato],
mayo de 1852.
CONACULTA-INBA, Museo de Arte Moderno
Héctor García, Sin título (La semana ardiente México D.F.). Ciudad de México,
ca
. 1958.
© Fundación María y Héctor García, A. C.
México a través de la fotografía
Con la llegada de
la fotografía, las
clasificaciones
tradicionales de las
artes y los oficios
se trastocaron,
ejemplificando el
encuentro de la
modernidad con la
vida cotidiana.
tagonismos, disparidades y logros,
enormes momentos que han sido
tratados, se establecen como tópicos
que guardan correspondencia con el
paisaje físico y el social.
Sin lugar a dudas hablar de una
fotografía mexicana es un riesgo que
exhibe la posibilidad de apropiación
de algo que encierra un
espíritu na-
cional;
sin embargo, la vocación que
preserva este proyecto está conteni-
da en el paso de la fotografía por los
innumerables espacios que forman la
historia, por los sucesos que marcan
el fenómeno de la
memoria histórica
,
entendida como un vasto campo en
el que la vida se manifiesta en lo co-
lectivo y también en lo individual.
¿Cuándo?
Del 23 de
agosto
al 24 de
noviembre
Sala de
Exposiciones
Temporales
del Munal