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munal.gob.mx
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mayo
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2013
EL ACERVO DEL MUNAL
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Agradezco a Ana
CeliaVillagómez, Jefa
de Documentación del
Acervo/Munal, por sus
observaciones y el dato
estadístico.
generó un brillante ámbito plástico y
gráfico motivado por diversos ideales
sociales y culturales. Pintor, grabador
y muralista logrado, García Bustos fue
alumno de iconos de la época como
Diego Rivera y Frida Kahlo. Motiva-
do por el primero, realizó una serie de
murales y auxilió a Kahlo en los famo-
sos frescos de la pulquería
La Rosita
.
Fue García Bustos un artista sobresa-
liente del Taller de la Gráfica Popular
(TGP), en el que desarrolló grabados,
linóleos y litografías sobre las luchas
sociales, costumbres populares, ale-
gorías de la patria y sus recursos, así
como próceres de la historia. Al mis-
mo tiempo, fue uno de los miembros
fundadores del Salón de la Plástica
Mexicana del inba.
El lienzo donado representa a una
mujer sustraída en sus pensamientos
en lo que parece ser un interior do-
méstico. Es un tema de una sola figura
–femenina- en un momento de pausa
y reflexión durante la dinámica de la
vida cotidiana. Por el título de la pieza,
sabemos que esta efigie no es ajena al
artista o una idealización, sino que se
trata de su joven hermana en condi-
ción de maternidad, amamantando
a su pequeño bebé. Es un asunto
de género.
El artista pintó esta obra a
mediados de la década de los
años cuarenta, con contornos
muy marcados y delineados. Ro-
sario fue retratada de cuerpo
entero dispuesta en una silla,
con bata azul y zapatos de
tacón corrido rosas. La espa-
cialidad se crea con un muro
por escenario y la figura del
extremo izquierdo de una
mesa de descomunal altura
sobre la que reposan unas hortalizas. Rosario, amorosamen-
te, desnuda su pecho izquierdo para amamantar a su criatura.
Los tonos son ocres, crudos y vibrantes. El óleo es muy terroso,
dando una sensación de arte rupestre o el efecto táctil de los
murales al fresco.
No obstante que sabemos que Rosario es una persona
específica, sugiere ser también una alegoría “sentimental” de
la maternidad. Es una obra bien resuelta que ejemplifica la in-
fluencia en México de las vanguardias internacionales aplica-
das a los temas de la vida diaria intrascendental.
OLIVERIO MARTÍNEZ
En la primera mitad del siglo xx, una serie de escultores se unie-
ron al esplendor del arte nacional, apegados al discurso retórico
de la consolidación de los ideales políticos y sociales de la Re-
volución Mexicana. Oliverio Martínez, originario de Coahuila,
fue uno de los más logrados escultores en este contexto, comi-
sionado para diseñar obras en los monumentos emblemáticos
de las justas de la patria dentro de los terrenos estéticos del
Art
Déco
nacionalizado, como los grupos escultóricos que decoran
el Monumento a la Revolución. Vivió en Nueva York y a su re-
greso aMéxico, en 1928, obtuvo el primer lugar en un concurso
de escultura de la Escuela Nacional de Bellas Artes, asunto que
le dio prestigio e inmediatamente se integró a la elite de artistas
cultos de aquel llamado “Renacimiento del arte mexicano” in-
tensamente nacionalista y con inclinaciones políticas.
Aquejado por las complicaciones y consecuen-
cias de la tuberculosis, murió prematura-
mente, siendo una gran pérdida para
la “Escuela Mexicana Contempo-
ránea de Escultura”.
Vaciado en bronce, esta
pieza de bulto de Oli-
verio manifiesta
la densidad vo-
lumétrica y la
fuerza expresiva
adusta de la es-
t a t ua r i a
monumental y heroica del periodo.
Un tema bíblico: Eva desnuda y sin
el pudor moral del pecado original,
está representada con la plasticidad
horizontal de la masa para las figuras
pictóricas y escultóricas propias del
Art Déco
internacional aterrizado en la
escuela mexicana. Sentada en solitario
tiene gruesas extremidades superiores
e inferiores, con grandes pies y manos
sostiene en la diestra la manzana pro-
hibida del pecado original. Su rostro
girado a la derecha tiene rasgos indíge-
nas con mirada al horizonte y cabellos
teatralmente volados. Es una pieza
notable, sensual y de líneas rítmicas
ondulantes.
El genuino interés del Munal por
esta pieza de bronce, se fortalece por-
que en nuestro acervo no contamos
con producciones de este artista con-
sagrado. Así, se sumará a escultores
mexicanos de su tiempo presentes en
el Museo, como Mardonio Magaña,
Luis Ortiz Monasterio y Francisco
Arturo Marín.
Arturo García Bustos,
Retrato de mi hermana Rosario.
Oliverio Martínez,
Eva.