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munal.gob.mx
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marzo
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2013
publicado en
Revista de Revistas
un
texto donde se proclamaba el carácter
precursor de José Guadalupe Posada.
Cinco años después, Diego Rivera pu-
blicó en colaboración conFrances Toor
la primera monografía de su trabajo
en 1930. Sin lugar a dudas la primera
gran exposición en el Palacio de Bellas
Artes en 1943 marca la inserción de la
producción de Posada en un nuevo ám-
bito simbólico. Desde entonces, la obra
de Posada se entiende en relación a la
transformación del sistema de las artes
a principios del siglo xx, prefigurando
una estética que tendría su explosión
durante las décadas posteriores al mo-
vimiento armado de 1910.
Por ello, la muestra presentada
por el Museo Nacional de Arte en
conmemoración de los cien años
de la muerte de José Guadalupe
Posada, tiene como objetivo prin-
cipal llevar a cabo un ejercicio que,
desde una perspectiva histórica, dé
cuenta de los múltiples procesos de
asimilación de los acontecimientos
en torno a este personaje dentro de
la dinámica cultural. Este ejercicio
implica asumir que en cuanto un
acontecimiento es percibido desde
una conciencia temporal y espacial-
mente determinada, éste impacta
los acontecimientos precedentes en
términos de una readecuación o re-
ordenamiento que obliga a una resig-
nificación que construye una nueva
secuencia histórica. Aquí es funda-
mental subrayar que cada una de las
piezas exhibidas dentro del espacio
de exposición han sido objeto de este
proceso, en tanto que se encuentran
realineados o reordenados a partir
de un acontecimiento presente que
los determina como acontecimien-
tos históricamente vinculados.
Podemos decir entonces que la
exposición
José Guadalupe Posada:
transmisor,
al ser considerada un
ejercicio de carácter conmemorati-
vo, se propone elaborar un trabajo
de resignificación del presente y del
pasado de la cultura visual mexicana,
teniendo como eje central la produc-
ción visual del artista. Esta rearti-
culación del presente con el pasado
ocurre a través de la propia dinámica
cultural, entendida como una inteli-
gencia y memoria colectiva; es decir,
como un mecanismo supraindivi-
dual de conservación y transmisión
de ciertos textos y de elaboración
de otros nuevos. Así, el espacio de la
cultura puede ser definido como me-
moria común: un espacio dentro de
cuyos límites algunos textos pueden
conservarse y ser actualizados cons-
tantemente. En este sentido, si se
identifica a la memoria con la conser-
vación de textos, se puede plantear la
existencia de una memoria informa-
tiva y una memoria creativa, y en el
marco de estas dos memorias puede
identificarse una dialogo permanen-
te; como en el caso del arte. Los tex-
tos que forman la “memoria común”
de una colectividad cultural, no sólo
sirven de medio de desciframiento
de los textos que circulan en el corte
sincrónico sino que generan nuevos
textos a través del tiempo.
José Guadalupe Posada,
La victoria
, 1875.
José Guadalupe Posada,
Escándalo de balazos, en la calle de las Escalerillas...
, s.f.
37
OBRAS
DECOLECCIONES
PRIVADAS
18
PIEZAS
DEL FONDO
PÉREZ
ESCAMILLA
16
OBRAS
DE ARTISTAS
CONTEMPORÁNEOS
39
CALAVERAS
APARECEN EN
LA EXPOSICIÓN
48
REPRODUCCIONES
DE LA BIENAL
INTERNACIONAL
DE CARTEL
JOSÉ GUADALUPE POSADA: TRANSMISOR