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marzo
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2013
JOSÉ GUADALUPE POSADA: TRANSMISOR
P
ara algunos teóricos de
la cultura, ésta funciona
básicamente a partir del
constante
intercambio
de información textual,
es decir de la constante producción,
reproducción y recepción de textos
que se realiza de modo permanente
en cada uno de los ámbitos simbólicos.
Esta cualidad principal de la dinámica
cultural implica considerar de modo
central la noción de intercambio de
información, perfilado como un es-
pacio de diálogo entre generadores de
textos diversamente organizados, pero
en contacto. Dicha cualidad permite
identificar en la producción visual de
José Guadalupe Posada
elementos
constitutivos de un fenómeno de pro-
ducción y reproducción de sentidos,
a partir de los múltiples contextos de
creación, materialización y recepción
de sus imágenes. Nacido el 2 de febre-
ro de 1851, Posada tuvo desde muy
temprano una importante relación
con las técnicas de producción de imá-
genes más empleadas en su espacio
social, sobre todo desde el momento
en que en 1868 ingresó al taller de José
Trinidad Pedroza, y donde comenzó
su formación como ilustrador en el
periódico
El jicote
. Aquel primer mo-
mento marcó el nacimiento de un fe-
nómeno que sería fundamental para la
consolidación del sistema de las artes
mexicano del siglo siguiente.
A partir de su relación con Pe-
droza, Posada pudo consolidar en la
ciudad de León un esquema diverso
de producción visual, ya que los ser-
vicios que ofrecía el negocio mon-
tado por ambos, y posteriormente
continuado por Posada, implicaban
una gran variedad de tipos de esque-
mas visuales para satisfacer distintas
necesidades de consumo y comuni-
cación. En ese contexto Posada tra-
bajó para proyectos que implicaron
la ilustración de cajetillas de cigarros,
además del diseño de viñetas y de-
más aplicaciones que tenían como
función publicitar ciertos productos
en el mercado de la ciudad. Junto con
estos encargos el taller de impresio-
nes también se ocupó de satisfacer
las necesidades del culto religioso a
través de la producción de estampas
de diversas advocaciones fundamen-
tales para el cultomariano y cristiano.
Este espacio, sin duda un contexto
fértil para la creación visual de Posa-
da, permitió producir una gran can-
tidad de objetos dirigidos a distintos
consumidores, con distintos conteni-
dos y que a la postre serían considera-
dos como los cimientos de un edificio
estético fundamental para la consoli-
dación del arte posrevolucionario.
La producción de estampas re-
ligiosas, de diseños para marcas, así
como de trabajos de caricatura políti-
ca muestra que desde muy temprano
la producción de Posada se puede
considerar como un conjunto de dis-
tintos textos de lenguajes cerrados
unos con respecto de otros, pero que
para un análisis posterior ofrecen un
solo universo. Si bien cada una de las
creaciones de este personaje se carac-
teriza por tener un carácter delimitado
-es decir, presupone una particularidad
formal y textual que genera límites de
comunicación- en su propia cualidad
alberga un potencial de transmisión
extenso y dilatado. Si asumimos que
cada una de las fronteras naturales que
tiene toda imagen permite la separa-
ción de lo propio respecto de lo ajeno,
convirtiendo los no-mensajes en men-
sajes, podemos comenzar a esbozar la
repercusión simbólica e histórica que
tiene la vasta creación de este técnico
en la memoria colectiva mexicana.
Si cada determinado contexto
histórico, social, simbólico y cultural,
al ser dinámico, introduce en su ám-
bito de información estructuras ex-
ternas convirtiéndolas en su periferia,
la producción de Posada ejemplifica
de modo extenso la cualidad de los
procesos de comunicación y transmi-
sión que se producen en el marco de
la creación de este personaje, ya que
permiten un fenómeno rico en pro-
ducción de sentidos. Con su trasladó
a la Ciudad de México en 1887, sus
primeras colaboraciones con Irineo
Paz, editor de
La
Patria ilustrada, la
Revista de México
y su trabajo para el
editor Antonio Vanegas Arroyo en la
Gaceta callejera
, y en otros productos,
podemos identificar una readecuación
de la producción visual a un espacio
simbólico distinto que permite crear
una seriación y al mismo tiempo la
producción de múltiples objetos con
una genealogía en común. En la edito-
rial de Vanegas Arroyo, la más grande
en su tipo, se publicaba literatura “po-
pular”, hoja volante, historias de santos,
noticias, canciones, calaveras para el
día de muertos que eran distribuidas
por vendedores en toda la republica,
quienes tenían como compradores en
su mayoría analfabetos.
INTENCIÓNY
OBJETIVO
Si es posible asumir que cualquier
conmemoración involucra un ejer-
cicio de carácter histórico y que éste
a su vez tiene implicaciones semióti-
cas, podemos comenzar a esbozar la
intención y objetivo principales de
la exposición
José Guadalupe Posada:
transmisor
. Partiendo del supuesto
de que el trabajo histórico puede ser
definido como un proceso en el cual
los acontecimientos son objeto de
un nuevo proceso de generación de
sentido por parte del
socium
que los
lee -y que en consecuencia se puede
plantear categóricamente que se pre-
senta como un proceso de generación
de nueva información y lectura por
parte del destinatario social-, pode-
mos comenzar definiendo la muestra
como un ejercicio de carácter históri-
co determinado por estos factores.
La obra de Posada se integró al
ámbito del arte a partir de que un
grupo de intelectuales y artistas en-
contrara en él y su producción los
rasgos propios de una creación artís-
tica. Desde 1925 Jean Charlot había
José Guadalupe Posada,
A la cuerda los que quieran echar una maroma para caer parados
. Ilustración para
El Jicote
, N.8, s.f.
José Guadalupe Posada,
Carácter del pueblo en el memorable 20 de agosto de 1871.
Ilustración para
El Jicote
, N.11, s.f.
335
OBRAS
143
PIEZAS
DEL ACERVO
DEL MUNAL
66
OBRAS
PERTENECIENTES
AL PATRONATO
DEL MUNAL