Página 5 - 07_Julio_Dossier

Versión de HTML Básico

D O S S I E R
S U R R E A L I S M O . V A S O S C O M U N I C A N T E S
NÚM. 6
|
JUL IO
|
2012
5
AUTOPSIA DE UN
CADÁVER EXQUISITO:
MUERTEY MILAGROS
DEL SURREALISMO
LA CÁMARA
MONSTRUO
DE GÁMEZ:
REINVENCIONES
DE LA REALIDAD
MEXICANA
A
hí estaba Rubén, su lente car-
gado, el aro de fuego por ojo
y un cronómetro en la mano. La
realidad no le bastaba. Entre las
múltiples formas y los colores
danzantes, convertía la luz en poe-
sía, el sonido en provocación y el
sueño, el sueño siempre su única
brújula.
Y es que el cine de Rubén Gá-
mez no solamente desafió la rea-
lidad: propuso su reinvención a
partir de una imagen auténtica. Lo
siguieron hombres como Juan Rul-
fo y Jaime Sabines, mujeres como
María Rojo, bestias de mil voces
como esta masa informe que so-
mos los mortales mexicanos.
En el marco del ciclo de cine
surrealista tendremos la función de
La Fórmula Secreta
, así como
Ma-
gueyes
en una proyección especial
sorpresa, destinada a las noches
de museos. No pierdas la oportu-
nidad de vivir los mundos de Gá-
mez en pantalla grande como parte
de nuestra temporada surrealista.
Consulta cartelera.
Pablo Martínez Zárate
Oswaldo H. Truxillo
D
icen los lexicógrafos —esos se-
res que luego de escribir diccio-
narios echan a andar por los cami-
nos de la locura (Sir James Murray
dixit)— que no hay nada más muer-
to que una palabra cuando ha entra-
do, finalmente, a formar parte de un
diccionario. Es decir, el lenguaje es
vivo e inasible mientras discurre por
los labios de los hablantes y se vola-
tiza por las calles; luego, el margen
de su improvisación semántica se va
reduciendo, hasta que se lexicaliza
y, al fin, uno puede leer la entrada
correspondiente en el diccionario
como su dignísimo epitafio.
Desde esa óptica, es signifi-
cativo que la voz surrealista haya
tardado casi un siglo en figurar en
los diccionarios convencionales
(incluso hoy, el paquidérmico y an-
quilosado
DRAE
no la registra y la
ultracorrige por la de “superrealis-
ta”).
El Oxford English Dictionary
,
en cambio, define el adjetivo como
“perteneciente al surrealismo” y, en
segundo lugar, agrega un intere-
sante sinónimo: “bizarre”. Podemos
perfectamente imaginarnos a un
André Breton agraviado si se ente-
rara de que su propuesta estética
que no buscaba contradecir sino
superar su realidad circundante,
terminó por entenderse en nues-
tro siglo como una simple “rareza”,
como un “sinsentido”.
Pero ¿cómo ocurrió este proce-
so? No pretendo dar una respuesta
absoluta pero aventuro la siguiente:
los artistas y sus públicos han aso-
ciado consistentemente al
surrealis-
mo
con cierto tipo de automatismo
onírico. Además de sus propias defi-
niciones en los manifiestos, eran fa-
mosas las sesiones de interpretación
de sueños dentro del grupo que des-
de siempre se sintió atraído por el
azar, por el absurdo, por la lógica
imposible y borrosa de los sueños.
Precisamente un brumoso con-
cepto de onirismo es lo que ha dis-
culpado recientemente a productos
artísticos de todo tipo amparados
bajo el concepto de surrealismo. El
cine, por ejemplo, ha vivido plaga-
do de imitadores del sopor. En este
punto conviene, sin embargo, recor-
dar la opinión de Borges sobre el
sueño plasmado estéticamente. Se-
gún el autor bonaerense nada hay
de nebulosidad en lo que uno sue-
ña, al contrario, las imágenes están
siempre construidas por una limpi-
dez y una lógica impecables. A su
amigo Bioy le confesó:
los franceses
parecen no haber advertido que el
surrealismo, valga lo que valga la
teoría, impide, en la práctica la pro-
ducción de páginas legibles.
Y de películas
visibles
, podría-
mos agregar. Precisamente la ho-
nestidad y la limpidez de la imagen
cinematográfica distinguieron a
autores que lograron 'esculpir' en
la pantalla la materia de los sue-
ños de una manera profunda. ¿Los
llamaremos surrealistas? Si alguien
insiste, que así sea. Resulta, de to-
dos modos, evidente que Buñuel
es más
buñuelista
que surrealis-
ta, tal como es imposible llamar a
Fellini de otra manera que no sea
fellinista
. Justamente otro genio
del onirismo, Andréi Tarkovksy,
escribió esta advertencia contra la
tentación de la extravagancia y del
sinsentido: “En cine la “opacidad”
e “inefabilidad” no significan una
imagen confusa, sino la impresión
particular creada por la lógica del
sueño: combinaciones y conflictos
inesperados entre elementos com-
pletamente reales. El cine debe, por
su propia naturaleza, aclarar la rea-
lidad, no oscurecerla.”
Es cierto que la voluntad de
transformación del mundo del
movimiento vanguardista siempre
pasó más por el ámbito de lo políti-
co que de lo estético, pero ya que
no quedan más artistas apuntando
con un revolver frente a la multitud
—ni cineastas apuntando con su cá-
mara— quizá sea momento de re-
plantear nuestras convicciones es-
téticas. Las modas pasan y hoy que
el surrealismo huele a cadáver, el
Cineclub del Munal nos invita a re-
flexionar sobre su sentido, e inclu-
so su sinsentido.
Consulta cartelera.
Fotogramas de
Un perro andaluz
, de Buñuel y Dali.
Fotogramas de
Filmstudie,
Hans Richter
Fotogramas de
Vormittagsspuk,
Hans Richter