D O S S I E R
S U R R E A L I S M O . V A S O S C O M U N I C A N T E S
NÚM. 6
|
JUL IO
|
2012
3
NUMERALIA
12
instituciones
y museos
participantes
17
obras proceden
de colecciones
particulares de los
Estados Unidos
17
obras proceden
del Centre
Georges Pompidou
de París
60
artistas extranjeros
y mexicanos se
exhiben en la
muestra
109
obras en total, entre
pintura, escultura,
fotografía, dibujo y
grabado
26
colecciones
particulares
nacionales e
internacionales
lismo”. Se ha constituido gracias a
la oportunidad de contar con obras
procedentes de la colección del Cen-
tre Georges Pompidou, que aporta
ejemplos de la creación de los artis-
tas más representativos de la van-
guardia, generadores de los códigos
que caracterizan al Surrealismo. El
último apartado de la exposición,
llamado “Lo bello lo misterioso.
Souvenir du Mexique
”, da cuenta de
los encuentros que lograron conec-
tar exclusivamente a México y Euro-
pa, a partir de una selección minu-
ciosa de piezas que representan los
registros visuales que encarnan el
tejido de este diálogo, señalando las
influencias de la estética surrealista
en la plástica mexicana, en lo que se
refiere a estilo, composición y temas.
Estas influencias no sólo se dejaron
sentir ni se asumieron al pie de la le-
tra: se asimilaron culturalmente, se
tamizaron y, una vez asentados per-
fectamente sus sedimentos más sus-
tanciosos, compusieron una estética
propia. No podríamos decir que se
trata de una estética generalizante,
comprehensiva, como sí puede ser
la de algunos surrealistas europeos:
se trata de la materialización de la
búsqueda personal de cada artista,
producto de la síntesis de su tras-
fondo cultural con las nuevas adqui-
siciones heredadas del Surrealismo
DIÁLOGO ENTRE EL CONSCIENTE E
INCONSCIENTE
Después de la publicación del se-
gundo
Manifiesto surrealista
y si-
guiendo la línea teórica de anhelar
la conjugación de los estados del
sueño y la vigilia, Breton escribió
en 1932
Los vasos comunicantes
, de-
finiéndolos como la articulación de
lo real y lo surreal, representando
un mismo nivel comunicable, que
logra vincular lo que se percibe en
la vigilia y las realidades oníricas.
Los estados mentales del artista, del
espectador, el consciente y el in-
consciente, son contenedores que
reciben líquido (estímulos) indistin-
tamente y que, en este acto de fluir,
el puente de comunicación entre
ambos recipientes permite que sus
niveles sean idénticos: gracias a la
obra e impacto del trabajo de Freud,
por ejemplo, el inconsciente no será
ya más un residuo vergonzante y re-
legado, sino que su voz se escuchará
con el mismo impacto que el pro-
ducido por el discurso que se emite
desde la realidad lógica de la vigilia.
El deseo de explorar el sub-
mundo que el psicoanálisis reveló,
permitió a los artistas el descubri-
miento de territorios alternos, apa-
rentemente alejados de la realidad,
que comunican y expresan a través
de constantes iconográficas, como
el caso de los ejercicios automáticos,
las representaciones del sueño, el
ojo y las deconstrucciones del cuer-
po. Estos cuatro apartados se ubi-
can dentro del segundo núcleo de
la muestra, titulado “El reinado del
sueño. El diván del artista”.
Con la intención de reproducir
el juego comunicable entre el esta-
do de la vigilia y el sueño y al for-
mar parte esencial de la vanguardia
surrealista, el cine toma una gran
importancia en esta exhibición. Re-
presentado mediante una serie de
secuencias elegidas a partir de pe-
lículas emblemáticas como
El perro
andaluz
de Luis Buñuel, esta cura-
duría fílmica se dispone a lo largo
de los tres núcleos de la muestra,
permitiendo al público darse un mo-
mento dentro del recorrido para ex-
perimentar la conexión entre lo real
vivido y el inconsciente estimulado,
entre lo histórico documentado y
lo que el propio visitante va expe-
rimentando a medida que descubre
el ánimo de la muestra. Gracias a
esta serie de inserciones fílmicas, el
público podrá sentirse como quien
se resguarda en la oscuridad de una
cabina a ver una película prohibida,
como quien husmea por la mirilla de
una puerta hacia un interior privado,
como quien contempla el resplandor
de una imagen en la superficie del
agua. Estos fragmentos fílmicos re-
presentan el mundo interior.
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Max Ernst.
Torpid Town
[Pueblo cansado], 1943. Óleo sobre tela. Museo Tamayo INBA – CONACULTA.
Gunther Gerzso.
Aigle
, 1947. Óleo sobre tela. Colección particular.