Página 11 - 03_Abril

Versión de HTML Básico

11
Núm. 3
|
abri l
|
2012
1891
Abril 2 de 1891. Nace en Brül, Alemania, el pintor y escritor
Max Ernst
; muere el 1 de abril de 1976
en París, Francia. Artista fundamental tanto en el movimiento dadá como en el surrealismo. En su obra
buscó los medios ideales para expresar el mundo extradimensional de los sueños y la imaginación.
p u e r t a s a f u e r a
“Otras arrugas del globo
se alzan a mayor altura,
otras han sido más
admiradas. Existe una
cadena de los Alpes llena
de encantos y rodeada
de civilización; un Pico de
Tenerife aislado en medio
del mar, desde cuya
cima, el océano parece
un embudo; un Vesubio
prodigioso, sepultador
de ciudades, terror y
admiración de las gentes,
flor de fuego erguida
en medio del jardín
de las Civilizaciones
Mediterráneas; un
Cotopaxi soberbio; un
Chimborazo augusto,
un Gorisankar enorme,
nebuloso, casi invisible,
rey de las montañas…
Pero ninguno entre
los esfuerzos de la
dinámica terrestre,
tiene la armonía ni los
aspectos maravillosos
de los grandes Volcanes
que del Pacífico al
Atlántico atraviesan la
vieja tierra de México
–joyas de piedra y
nieve de Simbólicos y
complicados nombres.”
DR. ATL
G
erardo Murillo (1875-1964) asu-
mió los planteamientos teóricos
y prácticos del paisaje naturalista
académico, en tiempos en que José
María Velasco como profesor era el
referente de la disciplina a finales del
siglo xix. Bajo los convencionalismos
formativos en la antigua Academia de
San Carlos, el Dr. Atl afinó su gracia
para el dibujo, cimiento que le permi-
tió ser un excepcional pintor.
De espíritu indomable y excén-
trico, becado en Roma a corta edad,
Murillo protagonizó la rebelión con-
tra el academicismo decimonónico
en la ruta de la renovación educa-
tiva en la huelga de San Carlos de
1911. Su participación en la Revolu-
ción mexicana y su apego a las van-
guardias internacionales de ruptura,
conformaron su carácter explosivo y
el marcado expresionismo subjetivo
latente en su producción artística.
La relectura estilística que hizo del
paisaje mexicano a partir de la dé-
cada de los treinta, marcó su vida
profesional. Con un talante místico
y vitalista, entendió y reprodujo la
naturaleza, otorgándole a sus vistas
una impronta cósmica y sagrada. En
el paisaje miraba el paradigma de su
turbulencia y de su paz interior.
En la contemplación paisajista
de Murillo se suscitan las panorámi-
cas vertiginosas y el horizonte mar-
cadamente curvo, planetario. Una
antigua inquietud, las ciencias natu-
rales y las edades de la tierra viva,
latente, se conjugaron para dar pie
a su fascinación por la vulcanología,
sin miedo a presenciar, en primera
fila, el dramatismo y la explosión de
la energía contenida bajo la piel de
la tierra. Las violentas erupciones
y sus consecuencias de lava, fuego
y destrucción, han producido en el
hombre el terror y la reflexión sobre
su insignificancia ante los colosales
fenómenos geológicos.
Las secuencias ilustradas de la
erupción del Paricutín, son geniales
invenciones dibujadas al carbón con
base en la observación puntual y la
anotación científica, al tiempo que
de su vena de artista se genera una
sensación poética del paisaje como
escenario de los volcanes en su quie-
tud perenne o en su telúrica mani-
festación de un planeta vivo.
El Museo Colección Blaisten, en
el Centro Cultural Universitario Tla-
telolco, se propuso hacer una pro-
funda valoración nacional del legado
artístico del Dr. Atl a través de una
magna exposición, que tiene lugar
en aquel recinto desde diciembre del
2011. Siendo el Munal una institu-
ción que se caracteriza por tener una
rica presencia de las obras del tapa-
tío en el acervo, la representación de
nuestra colección en el Museo An-
drés Blaisten es de siete monumen-
tales lienzos y de más de 80 dibujos.
se prestaron
85
obras de la
Colección Munal
Gerardo Murillo “Dr. Atl”,
Fumarola del Paricutín,
1943.