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Núm. 1
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febrero
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2012
17 de febrero. Falleció en la Ciudad de México el pintor colimense
Alfonso
Michel
, reconocido por su notable producción artística, de un lenguaje
personal, y cuya modalidad nos remite al Expresionismo y el Cubismo.
1957
r E T R A T O S H A B L A D O S
S
egunda hija de don Antonio Rivas Mercado, el arqui-
tecto que erigió la columna del Ángel de la Indepen-
dencia en la Ciudad de México, Antonieta Rivas Merca-
do llevó una vida de película que empujó al cineasta español
Carlos Saura a filmar Antonieta (1982), donde Isabelle Adjani
interpreta el rol principal. Versada en seis idiomas, lectora
y bailarina devota, Antonieta brilló con luz propia en los al-
bores del feminismo mexicano y jugó un papel activo en la
reconstrucción cultural del México posterior a la Revolución.
Proyectos como el Teatro Ulises y las revistas
Ulises
y
Contem-
poráneos
, por ejemplo, no habrían podido nacer y crecer sin
el apoyo y mecenazgo de esta mujer que debió fungir como
ama de casa con tan sólo trece años de edad, al cabo de que
su madre dejara a su padre para seguir a un amante. A los
dieciocho años Antonieta se casó con el inglés Albert Edward
Blair, con quien tuvo un hijo y un desastroso matrimonio
que terminó en cenizas en 1921, en medio del fuego que Blair
prendió a los libros que ella atesoraba.
En 1923, invitada por su padre, Antonieta viajó con
su hijo a Europa, donde permaneció tres años. A su regreso
a México entró en contacto con el pintor Manuel Rodríguez
Lozano, cuyo padre sería el administrador de los bienes que
Antonieta heredó al fallecimiento de don Antonio Rivas Mer-
cado en enero de 1927. El amor a primera vista que Antonieta
sintió por Rodríguez Lozano no fue correspondido, pero eso
no impidió que pudiera florecer una estrecha amistad que
perduraría hasta la muerte temprana de ella. Fruto esencial
de dicha amistad fue la aventura del Teatro Ulises, que aun-
que tuvo una existencia efímera —sólo funcionó durante sie-
te meses, de enero a julio de 1928— permitió que Antonieta
explorara su filón histriónico y su veta de dramaturga, pa-
tente en dos obras teatrales. Una de esas obras se titula
Episo-
dio electoral
y está dedicada a José Vasconcelos, el hombre por
el que Antonieta perdería literalmente la cabeza.
Las fuertes contradicciones y turbulencias perso-
nales lastraron la vida mexicana de Antonieta entre 1926
y 1929; a la lucha por la custodia de su hijo se sumaron el
suicidio de María Remedios Rivas, su prima favorita, y
el fracaso de la campaña presidencial de Vasconcelos, su
amante. La angustia y la tristeza cobraron su cuota en 1929,
cuando Antonieta decidió abandonar México para no vol-
ver. En cartas enviadas a Rodríguez Lozano desde Nueva
York, Antonieta menciona títulos de novelas que nunca se
concretaron:
La que no quiso ser, El círculo
y
La piel del oso
; lo que
sí se concretó fue
Memorias de campaña de Vasconcelos
, proyecto
al que Antonieta se consagró en cuerpo y alma a lo largo de
1930, una vez instalada en París. El amor puede matar la vo-
cación, o mejor dicho, el amor puede matar: el 11 de febrero
de 1931, Antonieta entró en la catedral de Notre-Dame de
París y cerca del altar mayor se dio un balazo en el corazón
con una pistola que pertenecía a Vasconcelos. Manuel Ro-
dríguez Lozano retrató a Antonieta Rivas Mercado en 1934,
tres años después del suicidio: la tinta y el papel como ma-
teriales para preservar la memoria.
ANTONIETA RIVAS
MERCADO
(1900-1931)
La vida de cada artista compone un retrato que
acompaña su obra. Esta sección busca captar ese retrato.
El visitante
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lunes a viernes a las 4 pm
Manuel Rodríguez Lozano,
Retrato de Antonieta Rivas Mercado
, 1934.
Colección Juan Ruíz Cárdenas y Ramón Mendoza.