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De acuerdo con Peter Burke, la intención de los artistas del Renacimiento
italiano de recuperar las formas clásicas grecorromanas, en el caso par­
ticular de la escultura, se vio favorecida por la existencia y el grado de
conservación de numerosos y significativos ejemplares, dado el auge
del coleccionismo de piezas clásicas imperante alrededor del año 1500.
Al no ser así con la pintura —ya que salvo contadas excepciones, durante
la época del Renacimiento la pintura clásica fue prácticamente descono-
cida y continuó siéndolo hasta las excavaciones en Pompeya a finales del
siglo
xviii
— los pintores renacentistas se vieron orillados, en un ejercicio
de revivalismo inusitado, a
recrear
la pintura del pasado de su interés
apoyados en toda clase de recursos literarios, alegóricos y también, claro,
en la escultura.
1
Ahora sabemos que, entre lo que se conserva de la pintura de la
época del imperio romano en los decorados de interiores de Pompeya,
Herculano y Stabias, son de reconocerse innovaciones naturalistas para su
época, como la representación detallada de animales, vege­tación y natura-
lezas muertas como parte del paisaje y el contexto en el que se desenvol-
vía el hombre; donde “ciertamente a veces se encuentran figuras de gracia
y belleza exquisitas”.
2
Sin embargo, sabemos
también que esas cualidades palidecen ante
los avances que lograron los artistas del Rena-
cimiento, favorecidos por factores como la
Los móviles recreativos
de la pintura: sus
orígenes y fines en
Roberto Parodi
1. Peter Burke,
El Renacimiento
, Barcelona: Crítica,
1993, p. 126
2. E. H. Gombrich,
La historia del arte
(decimosexta
edición en castellano), Londres, Phaidon Press
Limited, p. 688
Saúl Esparza