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Javier Espada
El cine será inquietante o no será surrealista
el clérigo, 1928) basada en un relato de Antonin Artaud. Todos estos autores ya
habían utilizado el cine como un nuevo medio de creación surrealista al servicio
del juego, del humor o de la provocación, generando imágenes cinematográfi-
cas entre la experimentación y el arte más vanguardista, entre la poesía y la
ruptura, abriendo nuevas vías al lenguaje fílmico, al cine entendido como “obra”
creada por un autor, obras que se debaten entre la película-arte y la película
antiartística...
Curiosa paradoja, el film considerado
generalmente como el máximo exponente del
surrealismo es la opera prima de Luis Buñel, Un
chien andalou (Un perro andaluz), filmado en
París a partir del 2 del abril de 1929 antes de
pertenecer a este movimiento. Con un guión
escrito con la colaboración de su amigo Salvador
Dalí, fue tras el estreno del cortometraje en una
sesión histórica en el Studio des Ursulines el 6
de junio de 1929, acompañando al estreno de
Les mystères du château du Dé de Man Ray,
cuando la película recibió múltiples elogios, y
Breton la calificó como una obra que logra la
“resolución del sueño y la realidad, dos estados
aparentemente contradictorios, en una especie
de realidad absoluta, una surrealidad“. Buñuel
y Dalí fueron invitados entonces a participar en
el movimiento liderado por Breton.
Luis Buñuel y Alberto Giacometti junto a la jirafa en
Hyères, 1932. Archivo
cbc
.
Buñuel y Dalí en Figueras durante la escritura del guión de
Un chien andalou
, 1929. Archivo
cbc
.