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Juan Manuel Corrales Calvo
querido dirigirle este escrito en deseo de que lo guarde para que por medio
de él tenga presente cuando vaya a las manos de que he sido paternalmen‑
te altruista como maestro. Siga pues su camino así tan bien trazado para
satisfacción y orgullo mío, así como de los suyos y también de su patria pues
que bien sabe cuánto lo quiero.
⁵
(Figs. 4–5)
Mientras tanto en la Ciudad Eterna, Herrera comienza su trayectoria como
retratista, actividad que compaginará con los apuntes costumbristas reali‑
zados al aire libre en las calles y los parques de esa ciudad, como si supiera
lo que estaba sucediendo en México con la nueva escuela de Santa Anita.
Por ese entonces (1912), participa en la Exposición de los Independientes
en Roma.
En el año de 1913, Rubén Herrera concluye sus estudios en las acade‑
mias romanas y se aboca a la realización de obras propias, sin abandonar las
enseñanzas de su gran amigo Fabrés. En el ámbito personal conoce a Dora
Scaccioni, también pintora, con la que se casará más tarde.
(Figs. 6–7)
En 1917, Rubén Herrera recibe nuevamente la pensión que le otorga el
gobierno de su Estado, aunque será por un tiempo breve. Sin embargo, se
mantiene firme en sus enseñanzas clásicas, y comienza a realizar pequeños
retratos en miniatura que dejan ver su gran meticulosidad y su estupenda
técnica; sin embargo, serán sus paisajes al óleo en pequeño formato y los
apuntes callejeros los que caractericen su última etapa en Italia.
En una carta, Fabrés le solicita a Herrera que le lleve los espléndi‑
dos trabajos que hace para poder mostrarlos a las personas que lo visitarán,
añadiendo que la pasión por sus trabajos nunca antes la había sentido por
otros artistas:
Querido Rubén: desearía si le es a Ud. posible, que me dejara Ud. por el jue‑
ves y el domingo próximos, sus preciosos dibujos callejeros de tipos y cos‑
tumbres romanos porque han de venir en dichos días varias personas a
quienes he hablado de ellos y no quisiera que atribuyeran mi entusiasmo
a pasión, que nunca he sentido, por lo que no lo merece. Y no deje, como le
digo siempre, este género de trabajo, en el que si ahora hace lo que nadie ha
hecho, yo no sé a dónde llegará con el tiempo. Sabe Ud., cómo le quiere su
amigo y maestro.
⁶
El año de 1920 será de cambios en la vida de Rubén Herrera. El 25 de enero
se casa con Dora Scaccioni; los padrinos de la boda fueron el embajador de
México y el primer secretario de la legación diplomática. La ceremonia fue
3.
Gonzalo A. Esteva, carta manuscrita en
papel membretado;
De-Legations des Etats Unis
Mexicains en Italia
, Archivo del Museo Rubén
Herrera, Saltillo, Coahuila.
4.
Antonio Fabrés, carta mecanografiada,
firmada a mano, Archivo del Museo Rubén
Herrera, Saltillo, Coahuila.
5.
Antonio Fabrés, carta firmada en Roma
el 10 de noviembre de 1910, Archivo del Museo
Rubén Herrera, Saltillo, Coahuila.
6.
Antonio Fabrés, carta firmada en Roma
el 6 de enero de 1917, Archivo del Museo Rubén
Herrera, Saltillo, Coahuila.