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Guillermina Guadarrama Peña
En 1941, el Secretario de Educación Pública en el gabinete de Manuel
Ávila Camacho, Luis Sánchez Pontón, lo designó para realizar un mural en
Chillán, Chile. Esa ciudad había sido devastada por un gran sismo dos años
antes, con grandes pérdidas humanas y materiales de acuerdo con las no‑
ticias que llegaron a México y que determinaron la solidaridad con esa zona.
El presidente Lázaro Cárdenas solicitó el apoyo de los niños mexicanos para
construir una escuela en esa ciudad destruida. La donación fue completa; se
edificó la Escuela México y se decidió que fuera decorada por artistas mexi‑
canos y chilenos. Xavier Icaza, Director General de Educación Extraescolar
y Estética de la SEP, informó al Jefe del Departamento de Bellas Artes:
A partir del 1º de julio se servirá usted comisionar para que pinte los
frescos de la Escuela México en la ciudad de Chillán, de la República de
Chile, al C. Javier [
sic
] Guerrero en la inteligencia que durante los cuatro
meses que permanezca en el desempeño de esta comisión, deberá dis‑
frutar de una gratificación igual al sueldo que percibe en la actualidad.⁴
Guerrero presentó a Icaza el proyecto escrito, bocetos y los motivos que usa‑
ría para un espacio de 303 metros. Señaló que el contenido sería realista y los
temas de índole educativo. Icaza solicitó a su vez a Víctor M. Reyes, Jefe de la
Sección de Artes Plásticas, un dictamen sobre los proyectos presentados,
quien opinó que se apreciaba buena calidad en los bocetos, pero estaba impe‑
dido para calificar el resto de los esbozos debido a que no tenían color y “sólo
acusan una idea de la composición y los temas, sin que se pueda precisar si
están o no, bien resueltos, por desconocer su escala y su situación en los
muros”.⁵ Con esa calificación Guerrero llegó a Chillán y, del mismo modo
que Siqueiros, plasmó varios paneles murales en muros, bóvedas y bases de
escalera del Hall de entrada, con motivos y personajes mexicanos, signos
esotéricos y mucho color. Estos murales fueron titulados de manera gene‑
ral,
De México a Chile
,
(Fig. 7)
y en 2004 fueron declarados, junto con la obra de
Siqueiros, Monumento Nacional de ese país.⁶
En su periplo sudamericano, Xavier Guerrero dejó un mural más,
Amistad entre México y Chile
, en los muros y plafones del actual Hogar Hipó‑
dromo en Santiago de Chile, capital del país austral, planeado en alianza con
el arquitecto Enrique Gebhar Paulus, obra realizada conforme a los princi‑
pios de la integración plástica. Desafortunadamente, se encuentra tapada y
hasta ahora no se ha restaurado. Guerrero retornó a México en 1943.
4.
Carta de Xavier Icaza al Departamento
de Bellas Artes 22 de abril de 1941. Archivo
Histórico del INBA (AHINBA), carpeta 10,
doc. 34.
5.
Dictamen sobre decoración mural de
la Escuela México en Chile. Carta de Víctor
M. Reyes al Director General de Educación
Extraescolar y Estética, 6 de octubre de 1941,
AHINBA, carpeta 10, doc. 35.
6.
Los murales de Siqueiros y Guerrero se en‑
cuentran actualmente en restauración por
personal del Cencropam/INBA, en un convenio
entre los gobiernos de México y Chile, debido
al sismo que azotó en 2010 esa ciudad. El mural
más dañado fue el de Guerrero; el plafón prin‑
cipal quedó hecho añicos y lo están tratando de
salvar lo más posible. En total son 128 m² que
abarcan los plafones, el acceso a la escuela y el
cubo de escaleras. Está realizado al fresco con
variantes. El autor integró elementos arqui‑
tectónicos a su propuesta plástica. Información
proporcionada por Renato Robert Paperetti,
jefe de la misión en Chile por el INBA.