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La estética y la militancia
se acostumbró desde niño a subirse a los andamios brocha en mano, para
crear texturas en los muros, actividad que lo condujo a dibujar desde peque‑
ño y a los 12 años de edad trabajar como dibujante con un arquitecto. Xavier
Guerrero no fue totalmente autodidacta, tuvo un corto aprendizaje en la
Escuela de Artes y Oficios de Guadalajara, educación que fue truncada por
la falta de recursos económicos. No obstante, poco después de su llegada a
Guadalajara, continuó su práctica de la pintura sobre muro al decorar el pla‑
fón de la capilla del Hospital de San Camilo en 1912, y poco después, en el
llamado Palacio de las Vacas. En el primero, el tema fue
Resurrección
, y para
el segundo, la temática tuvo que ver con lo que había trabajado en el taller de
su padre, copias de estampas europeas, con alegorías bíblicas como
Jesús
calma las aguas
y
El ángel de la guarda
, así como escenas bucólicas, románti‑
cas, rurales, donde las mujeres campesinas realizan labores agrícolas, bode‑
gones, sirenas, cenefas florales, paisajes, lavanderas, pescadoras y un paisaje
de Venecia. Así mismo, introdujo temas mexicanos, sobre todo jaliscienses,
como la Barranca de Oblatos. Estas imágenes cubren toda la casa y forman
aproximadamente 300 m², que tardó cerca de seis años en terminar.
Es necesario mencionar que paralelamente a ese trabajo, Guerrero
junto con José Guadalupe Zuno y Carlos Stahl, fundaron el llamado Centro
Bohemio, un taller de pintura y dibujo que concentró a jóvenes artistas del
momento y que se convirtió en un importante movimiento artístico multi‑
disciplinario en esa ciudad con exposiciones, discusión de lecturas y poesía.
Los pintores miembros de este grupo, tuvieron un papel fundamental en el
movimiento muralista de principios del siglo XX. Al parecer ambas activi‑
dades, la decoración del Palacio de las Vacas y la fundación del Centro Bo‑
hemio,² terminaron en 1918, poco antes de que Guerrero partiera hacia la
Ciudad de México.
Después de colaborar con Montenegro en la mencionada Sala de Dis‑
cusiones Libres, Xavier Guerrero se unió al equipo de Diego Rivera en el
Anfiteatro Bolívar de la entonces Escuela Nacional Preparatoria, donde su
colaboración técnica fue fundamental. A partir de esa actividad, Vasconce‑
los lo invitó a sumarse a los trabajos murales que se realizaban en la Secre‑
taría de Educación Pública, junto con Rivera y el francés Jean Charlot .
(Fig. 3)
En ese lugar pintó dos pequeños murales al fresco en las sobrepuertas de las
oficinas, en los cuales su estilo y temática cambiaron de manera radical, posi‑
blemente influido por lo que estaban realizando sus compañeros. En uno
simbolizó a la mujer del pueblo, la campesina, a la que envolvió con un rebo‑
zo, clásico atuendo popular de esa época; en el otro, representó a una madre
que amamanta a su pequeño hijo. Atrás habían quedado sus imágenes frági‑
les y neoclásicas de sus decoraciones jaliscienses. Inauguró así una nueva
2.
Otros integrantes del Centro Bohemio
fueron Enrique Díaz de León, Amado de
la Cueva, Carlos Orozco Romero y David Alfaro
Siqueiros, entre otros más.