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The surrealist Experiments
of Raúl Anguiano
los experimentos surrealistas
James oles
de Raúl Anguiano
When nineteen-year-old Raúl Anguiano stepped
off the train at the Buenavista station in Mexico
City in 1934, he was following in the footsteps of
a host of Jalisco-born artists —José Clemente
Orozco, Roberto Montenegro, Luis Barragán,
María Izquierdo and Jesús Guerrero Galván
among them— who fled provincial conservatism
for new opportunities, whether economic, political
or bohemian. At the time of his arrival, although
Mexican modern artists were as a whole committed
to figuration, their differing views of the purpose
of art denied any sense of a cohesive “Mexican
School." Anguiano would have to choose from
many possible paths as he left his school days
behind and adopted the persona of the profes
sional artist.
The three leading muralists were then self-
imposed exiles abroad, though some radical art
ists who remained in Mexico were pushing the
limits in those last months of the Maximato: in
fact, one of the most significant developments of
1934 was the ongoing decoration of Juan
O’Gorman’s rationalist elementary schools by
teams of artists, many associated with the left.
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Tumultuous economic and political events at
home and abroad were forcing many artists to
take ever more militant positions against capital
ism and fascism. But others, especially those who
remained associated with the magazine Contem-
poráneos even after it ceased publication in 1931,
abstained from dealing with current events except
in loosely metaphoric terms. Rather than forming
collectives and privileging public art (from murals
to posters), these painters focused on creating
images for their own personal satisfaction or the
Cuando, en 1934, a sus diecinueve años, Raúl
Anguiano descendió del tren en la estación de
Buenavista de la Ciudad de México, seguía los
pasos de un grupo de artistas jaliscienses —entre
ellos José Clemente Orozco, Roberto Montenegro,
Luis Barragán, María Izquierdo y Jesús Guerrero
Galván— que se alejaron del conservadurismo de
la provincia en busca de nuevas oportunidades
económicas, políticas o bohemias. A la llegada de
Anguiano a la capital, los artistas mexicanos mo
dernos estaban casi todos dedicados a lo figurativo:
sin embargo, sus diferentes puntos de vista sobre
el propósito del arte impedían que se hablara en
cualquier sentido de una “Escuela Mexicana”
uniforme. Anguiano debía elegir entre varias rutas
posibles al dejar atrás sus días de estudiante y
asumir el papel público del artista profesional.
Los tres principales muralistas estaban en
tonces trabajando fuera del país, en exilio volun
tario, aunque quedaban en México algunos
artistas radicales que expandían las fronteras de
lo posible en los últimos meses del Maximato: uno
de los acontecimientos más significativos de 1934
fue la decoración de las escuelas primarias racio
nalistas de Juan O’Gorman por parte de equipos
de artistas, muchos de ellos asociados con la iz
quierda.
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Acontecimientos económicos y políticos
turbulentos, suscitados tanto en México como en
el extranjero, estaban obligando a varios artistas
a asumir posturas cada vez más militantes contra
el capitalismo y el fascismo. Pero otros, especial
mente aquellos asociados con la revista Contem-
poráneos aun después de su cierre en 1931, se
abstuvieron de referirse a los hechos del día salvo
en términos metafóricos. En lugar de agruparse
cat. 36
Volviendo a la tierra (Leyenda popular)
[Back to Earth (Folk Legend)],
1941