Página 8 - 24_Octubre2013

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LA REVOLUCIÓN
DE LOS LÁPICES
UNA CENTENA DE DIBUJOS, LITOGRAFÍAS, FOTOGRAFÍAS
Y MANUALES PROVENIENTES DE DIFERENTES INSTITUCIO-
NES EDUCATIVAS Y COLECCIONES PARTICULARES, SE EX-
HIBIRÁN EN LA EXPOSICIÓN ITINERANTE
LA ENSEÑANZA
DEL DIBUJO EN MÉXICO
, A PARTIR DEL PRÓXIMO 21 DE NO-
VIEMBRE EN EL MUNAL. ESTE PROYECTO, QUE SE PRESEN-
TÓ CON ÉXITO EL AÑO PASADO EN EL MUSEO JOSÉ MARÍA
VELASCO DE TOLUCA, TENDRÁ COMO TERCERA SEDE EL
MUSEO DE AGUASCALIENTES EN 2014.
L
a exposición La enseñanza del
dibujo en México, producto de
la investigación en el marco de
un seminario de posdoctorantes, di-
rigido por el Dr. Aurelio de los Reyes,
Académico del Instituto de Investiga-
ciones Estéticas de la UNAM, consta
de varios apartados temáticos que
reflejan, por un lado, la enseñanza del
dibujo en diversas instituciones educa-
tivas en la Ciudad de México y en los
Estados de la Republica, así como la
influencia que tuvieron el uso de los
manuales, en los métodos de enseñan-
za, abarcando un marco de tiempo a
partir de la fundación de la Academia
de San Carlos hasta la actualidad. Por
otro lado, el objetivo es demostrar que
el dibujo no sólo era la base de toda ac-
tividad artística, sino también señalar
la importancia que le fue concedida a
la enseñanza del dibujo en la política
educativa de los gobiernos mexicanos
posterior a la Independencia.
Con ejemplos de la época pre-
hispánica y bajo la dominación es-
pañola, el recorrido empieza con la
introducción del sistema gremial del
virreinato que dominaba la produc-
ción artística antes de la fundación de
la Academia de San Carlos, cuando
toda expresión artística, tanto las tres
nobles artes -pintura, escultura y ar-
quitectura-, como las artes aplicadas,
» STEFANIE BELINDA SCHWARZ
PUERTAS ADENTRO
munal.gob.mx
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noviembre
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se consideraban artes mecánicas, por
ser producto de la manualidad. Con la
fundación de la Academia de San Car-
los se inició el concepto del arte como
producto del intelecto, y las tres artes
nobles dejaron de ser artes mecánicas
para convertirse en artes liberales. La
Academia inició un cambio profun-
do en la enseñanza de los gremios, y
cualquier persona podía tener acceso
a la educación artística, expresión del
preponderante pensamiento ilustrado
de aquella época; de esa manera in-
gresaron personas de escasos recursos
económicos e indígenas.
En los estatutos de la academia
novohispana, que tuvo como mode-
lo la madrileña de San Fernando, se
consignó el método de aprendizaje
que seguirían los alumnos. Todos se
iniciaban en la práctica del dibujo sin
distinción del ramo a elegir -Pintura,
Escultura o Arquitectura-, ya que el
dibujo era considerado el principio
común de toda expresión artística. La
práctica estaba regida por la copia de
estampas y de escultura en yeso, ejem-
plos de la antigüedad clásica, y de las
pinturas que se exhibían en la galería
de la Academia. El alumno iniciaba su
trazado de la figura humana por frag-
mentos, normalmente copiándolo de
estampas, en crecientes grados de difi-
cultad, hasta llegar al dibujo de cuerpo
entero. Fue hasta la segunda mitad del
siglo XIX que se iniciaron las clases de
dibujo al desnudo natural, practicada
con modelos vivos, así como la copia
de plantas, animales y frutos.
En 1855 se incluye por primera
vez en el plan de estudios la enseñan-
za del dibujo de paisaje ideado por
Eugenio Landesio, quien proponía
las salidas con sus alumnos al campo.
También había prácticas de invención
y composición. La labor docente se
vio completada por tratados teóricos
como Las proporciones del cuerpo
humano medidas por las más bellas
estatuas de la antigüedad, con treinta
láminas labradas en cobre, copiadas
de las de Gérard Audran del Audran,
traducidos por Gerónimo Antonio
Gil (1780), y Cimientos del artista di-
bujante y pintor. Compendio de pers-
pectiva lineal, aérea, sombras, espejos
y refracciones con las nociones necesa-
rias de geometría del Director Eugenio
Landesio (1866).
Fue sólo hacia finales del siglo
XIX cuando se empezaron a gestar
una serie de transformaciones en los
programas educativos. Entonces, y a
la luz de nuevas tendencias artísticas
europeas como el realismo y el natu-
ralismo, aunadas a una revalorización
de la realidad cotidiana e histórica del
país, se implementaron los cambios
necesarios para preparar a los alumnos
conforme a la modernidad.
ARTES Y OFICIOS
El monopolio de la enseñanza
que tenía la Academia, comenzó a
debilitarse significativamente a raíz
de la promulgación de la Indepen-
dencia del país, por lo cual atravesó
por una crisis de recursos que des-
embocó en su cierre temporal en
1822. Consumada la Independencia,
el papel hegemónico de la Academia
sufrió serios resquebrajamientos, y
la enseñanza del dibujo se desplazó
hacia otras instituciones educativas
de medios “extra académicos”.
Durante este periodo la ins-
trucción artística se reforzó con la
inserción de imágenes que daban a
conocer los principios básicos del
dibujo en revistas literarias que aun-
que no sustituyeron a la Academia
sí difundieron la enseñanza del di-
bujo de manera tangencial. El buen
recibimiento de que gozaron dichas
revistas probó la necesidad de reacti-
var las actividades académicas, reac-
tivación que se llevó a cabo en 1843
de manera oficial. Aunque no sería
sino hasta 1870 cuando las mujeres
aparecerían en las listas de la Acade-
mia como alumnas regulares.
En 1867 al recuperar el poder
el gobierno liberal encabezado por
Benito Juárez, la totalidad de la edu-
cación superior se estructuró dentro
del sistema de las escuelas naciona-
les, y la Academia de San Carlos fue
rebautizada como Escuela Nacional
de Bellas Artes en 1868.
Fue en la primera mitad del siglo
XIX cuando se introdujo el dibujo
como asignatura oficial en escuelas
públicas y universidades; su creación
estaba vinculada con la necesidad de
de generar habilidades para los traba-
jos propios de la revolución industrial.
Ya en las postrimerías del siglo
XIX, la delegación mexicana que asis-
tió a la gran Exposición Universal de
París de 1889 entró en contacto con
las vanguardias europeas; los estudian-
tes becados en el extranjero comenza-
ron a preferir destinos como París o
Múnich sobre Roma, como el caso de
Julio Ruelas, uno de los iniciadores de
la rebelión contra el academicismo.
En el año 1903, con Antonio
Rivas Mercado como director de la
Academia de San Carlos, entró en
vigor un nuevo plan de estudios ba-
sado en el sistema Pillet, introducido
en México por el catalán Antonio
Fabrés. Se abandonaba entonces la
copia de estampa, con el objeto de
que el alumno entrara en contacto di-
recto con los objetos a copiar. Inclu-
so los estudiantes que regresaban de
Europa con nuevos conocimientos
promovieron cambios, pero la reno-
vación resultó insuficiente hasta que
en 1911 estalló la gran huelga en la
Escuela Nacional de Bellas Artes, en
demanda de verdaderos cambios en
los planes de estudio.
A partir de este momento, por
una necesidad histórica y social, los
programas educativos estuvieron
orientados a fomentar la libertad
en la práctica artística, extendiendo
la acción educativa a las clases tra-
bajadoras y a sectores amplios de la
población. El experimento más ori-
ginal de la época, bajo el auspicio de
José Vasconcelos, se debe al pintor
Adolfo Best Maugard y a su método
de enseñanza del dibujo adoptado
oficialmente en el año 1923. Su mé-
todo defendía el gran valor del arte
arte popular para el desarrollo del
individuo; su sistema reducía a siete
los elementos lineales básicos con
la finalidad de conservar el carácter
“mexicano” en la producción artística.
Otra consecuencia de la reno-
vación educativa en armonía con el
espíritu de la época industrial, fue
el nacimiento del diseño gráfico que
buscaba canales novedosos para pro-
mover productos en el mercado. El
desarrollo de la publicidad demandó
un mayor número de artistas para
diseñar campañas, por lo que en la
Escuela Nacional de Artes Plásticas
(ENAP) se creó una especialidad
en arte publicitaria. Ante el éxito del
programa, en 1959 se estableció la
carrera técnica de dibujante publici-
tario.
Más tarde, en 1971, comenzó a
impartirse en la ENAP la novedosa
licenciatura en artes visuales cuya
huella se aprecia en las obras de ar-
tistas como Gilberto Aceves Navarro,
y sus alumnos Marta Hernández R. y
Javier Anzures Torres, además en los
trabajos de Enrique Anzaldúa Uribe
y José Miguel González Casanova.
Anónimo, Dibujo, en:
Semanario de las Señoritas
mejicanas. Educación científica, moral y literaria del
bello sexo
, México: Imprenta de Vicente G. Torres,
1842, Tomo II, Lápiz sobre papel
Félix Bernardelli (1866-1905)
Estudio masculino,
s/f
Carbón y albayalde sobre papel
Anónimo,
La Vierge de la Chaise, ca
.1870, Litografía