Página 10 - 22_Agosto2013

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2013
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LAS ADVOCACIONES
DE LA VIRGEN:
UN PROYECTO DE
RESTAURACIÓN
»
TAMARA TURCOTT
L
a historia del culto a María es un fenómeno muy interesante dentro del
cristianismo, puesto que, a pesar de que en los Evangelios es mencionada
en escasas ocasiones que permitan ahondar en el perfil de María, ha pasa-
do a ser elevada al rango de Madre de Dios y Soberana del Mundo.
La devoción mariana tal y como la conocemos es fruto de un largo proceso
histórico. El eventomás importante de su consagración, sin duda, fue en el año 431
durante el Concilio de Éfeso, en el que se definió el dogma de la maternidad divina,
otorgando aMaría el título deTheotokos, es decir, Madre de Dios. A partir de esta
instauración dogmática y con el paso de los siglos se consagraría como Inmaculada,
Soberana del Mundo yMadre de la Iglesia.
La construcción iconográfica de
la Virgen se ha valido de los atributos
espirituales, sean de carácter místico
o terrenal, que se conocen de ella. Las
advocaciones marianas refieren a las
apariciones terrenales de la Virgen y
a los fenómenos taumatúrgicos y do-
nes que provee a sus fieles.
Fue a través del poder de estas
imágenes que los evangelizadores
emprendieron su proceso de cristiani-
zación y asimilación de los conceptos
bíblicos. Entre las abundantes advo-
caciones marianas que surgieron en la
Nueva España la más importante, sin
duda, es la Virgen de Guadalupe.
Configurada en dos registros,
esta tela muestra, en el registro supe-
rior el “taller celestial”, como fue co-
nocido en su tiempo. Un lugar atem-
poral iluminado por la luz celestial y
en el que aparece la Trinidad: Jesu-
cristo sentado a la diestra del Padre,
quien da los últimos toques a un
lienzo sostenido por tres ángeles y
un águila, y en el que se encuentra la
imagen de la Virgen de Guadalupe.
En el registro inferior, el de la
vida terrenal, se encuentra Juan Die-
go, quien ofrece a Dios Padre una
paleta de rosas, de las cuales el crea-
dor se abastece de colores.
La tela de Joaquín Villegas pre-
senta uno de los debates más inquie-
tantes de la época: la posibilidad de
que la imagen de la Virgen en el aya-
te fuera acheropita, es decir, hecha
por mano no humana. Y es que en el
Nican Mopohua, primera narración
de las apariciones guadalupanas, no
se detalla el grabado de la imagen de
la Virgen; siendo incluso atribuido
al arcángel Miguel. Sin embargo fue
Una de las tareas del Museo Nacional de Arte es restaurar y mantener en perfecto estado
su acervo. En esta ocasión, once piezas cuya figura central es la Virgen en sus distintas
advocaciones, requieren de la generosidad de todo nuestro público.
a finales del siglo XVII que la atribu-
ción de la estampación fue asignada
directamente a Dios Padre.
Es en este sentido que Villegas
presenta a Dios Padre en el oficio de
pintor, sustentando la idea de que
toda obra del Creador es perfecta.
La advocación de la Divina Pas-
tora es una imagen procedente de los
textos de fray Isidoro de Sevilla, frai-
le capuchino quien redactó La divina
pastora en 1704, y La mejor pastora
assumpta en 1732, donde hablaba de
la Virgen como corredentora de la
humanidad y pastora celestial.
Cabrera presenta a María en el
centro de la composición vestida
como pastorcilla mientras cuida
con un báculo a su manso rebaño.
Las ovejas llevan en el hocico rosas,
símbolo de la Rosa Mística que es la
Virgen; mientras que dos ángeles la
ciñen con una corona que lleva las
doce estrellas de María.
Al fondo de la composición se en-
cuentra la eterna batalla entre el bien y
el mal, en la que san Miguel Arcángel,
jefe de los ejércitos celestiales, des-
ciende a combatir con la bestia, que en
forma de Leviatán, acecha a una oveja
descarriada.
EL PLAN DE RESTAURACIÓN
Una de las tareas más importantes
del Patronato del Museo Nacional
de Arte, a través del programa Ami-
gos Munal, está enfocada a suplir las
necesidades de las obras en materia
de conservación y restauración. El
acervo sufre alteraciones vinculadas a
su antigüedad y los materiales de los
que está hecho. Es por ello que, una
de las preocupaciones principales del
Munal es el mantenimiento de sus
obras, testimonio del acontecer de la
historia y del arte.
El proyecto de Restauro se en-
foca en las exigencias de las obras y
la meta del proyecto del 2013 es la
intervención y tratamiento de 221
piezas, divididas en diferentes grupos
temáticos.
La restauración del grupo temá-
tico de las advocaciones de la Virgen
consta de 11 piezas. Se puede apoyar
este proyecto activamente mediante
la adquisición de la membresía de
Amigos Munal y también a través de
la donación en línea en nuestra pá-
gina. Todos podemos contribuir a la
conservación y restauración de las
piezas para el disfrute de estas obras,
no sólo para las generaciones actuales
sino también las futuras.
Joaquín Villegas,
El Padre Eterno
pintando a la Virgen de Guadalupe,
s/f
Miguel Ángel Cabrera,
La divina pastora,
s/f