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munal.gob.mx
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julio
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2013
CINE
»
Pablo Martínez Zaráte
E
n 1959, recién proclamada la re-
volución, se fundó en la Habana
el Instituto Cubano de Arte e
Industria Cinematográficos (icaic).
A menos de un año, ya entrado el 60,
Santiago Álvarez estableció el Noti-
ciario icaic Latinoamericano como
un órgano de la misma institución.
Escribió Álvarez:
"Los espacios que ocupaban [los
noticieros cinematográficos] en
las pantallas del mundo, eran cada
vez más reducidos y ello se explica
no sólo por la irrupción de la tele-
visión, sino también por el sistema
arbitrario y prejuiciado de los mer-
cados y distribuidores, permeados
de falsos conceptos comerciales
que contradicen la realidad y la
experiencia cubana, demostrativa
de que el público no sólo ve el no-
ticiero cinematográfico, sino que lo
espera con independencia de la pe-
lícula que se exhiba"
(
Cine Cubano
,
No. 140, 1978).
La configuración del panorama
mediático, en plenaGuerra Fría, había
de estar marcado por este contenido
ideológico expresado en las palabras
de Álvarez, propio del espíritu que dio
origen al icaic. Sentencia Santiago:
"a la versión deformada
y colonizada que el
enemigo pretende
perpetuar como verdad
histórica, hay que
oponer vigorosamente
nuestra obra."
Así, Álvarez propone un cine dia-
metralmente opuesto al cine nortea-
mericano, hecho desde y sobre Cuba,
siempre soviético, pero también so-
bre condiciones sociales y políticas
en Latinoamérica y Asia; opuesto a
Hollywood no sólo desde la ideología,
sino también desde la estética y los
esquemas de producción audiovisual.
Más allá de la revolución como base
de mensajes de corte político, destaca
Santiago Álvarez:
larevolucióndelacontecimiento
En esta última fase del ciclo Revoluciones
en pantalla: cine de vanguardia en el Munal,
presentamos la obra de un maestro del montaje
poco conocido quien, desde su formación en Cuba,
ahondó en los temas urgentes de su época.
el hecho de que Santiago Álvarez, al
confrontar la hegemonía mediática de
Norteamérica y algunos países euro-
peos, descubrió también fórmulas no
solamente narrativas sino económicas,
las cuales desafiaban las formas de
pensar, hacer y mantener la industria
audiovisual en lo particular y la repre-
sentación de la cultura y la vida huma-
nas en lo general.
Nuevamente Álvarez:
"El avance de la ciencia y la técni-
ca determinan siempre un nuevo
lenguaje, por lo que la ciencia y la
técnica posibilitan que las imáge-
nes lleguen con mayor rapidez a
los espectadores y este avance ha
condicionado una evolución en la
apreciación de la información y de
la noticia."
En cada uno de sus trabajos, Álvarez
llevó estos componentes ideológicos
a la práctica, dejando un legado im-
prescindible para cualquier persona
interesada no solamente en el montaje
cinematográfico, sino también en los
géneros periodísticos.
El cubano, por última vez:
"El empleo de las estructuras de
montaje permite que la noticia ori-
ginalmente filmada se reelabore,
se analice y se ubique en el con-
texto que la produce otorgándole
mayor alcance, y una permanencia
casi ilimitada."
Hoy en día las noticias pasan como
fantasmas, intrascendentes con res-
pecto al acontecimiento inconexo. No
sorprende que los documentales de
Santiago Álvarez nos resulten, por lo
tanto, más contemporáneos aún que
esas tantas cápsulas que saturan nues-
tro teatro digital. Para cerrar el ciclo
Revoluciones en pantalla: cine de van-
guardia en el Munal, seleccionamos 5
películas de Santiago Álvarez a pro-
yectarse cada sábado a las 16:00 en el
auditorio Adolfo Best Maugard.
6 de julio.
Now!
13 de julio.
Hanoi,
martes
13
27 de julio.
Cómo,
por qué
y para
qué se
asesina
un general
20 de julio.
Elnuevo
tango
6 de julio.
L.B.J.
(1965, 6 minutos).
A la voz de Lena Horne y la canción Now,
Álvarez articula un montaje sobre la dis-
criminación racial en Estados Unidos a
principios de los sesenta. Este clip docu-
mental es conocido como el precursor del
video musical, popularizado en los 80.
(1967, 37 minutos).
Abren las palabras de José Martí sobre
un pueblo guerrero, con ojos de almendra.
Un pueblo trabajador: la voz se esfuma y
ahora vemos a los pescadores, a los cam-
pesinos, obreros, a los pequeños pasean-
do, a los viejos que no dejan de trabajar.
Amanece en Vietnam y no faltan los sol-
dados. De pronto unos cilindros de con-
creto: un batallón los enfila a un costado
de las avenidas, en los parques, otros los
entierran, una vieja empuja uno sobre la
calle mientras un burro tira de una carreta
con otra docena más. La población se re-
fugia bajotierra, en sus tumbas cilíndricas,
la curiosidad y el terror se mezclan en las
miradas de los niños, mujeres y hombres
que no despegan los ojos del cielo: ya vie-
nen los aviones, las bombas, Hollywood
volando espectacularmente sobre Hanoi.
(1973, 25 minutos).
Argentina, 1973, Santiago Álvarez
acompaña al presidente cubano Dorti-
cós al nombramiento del nuevo presi-
dente de la república, Héctor J. Cam-
pora. Con material de Buenos Aires,
Córdoba y Mendoza registrado durante
el viaje y recursos de collage noticioso,
Álvarez invita a la reflexión sobre la le-
gitimidad de un régimen político y los
derechos de la población.
(1971, 36 minutos).
El general René Schneider está al mando
de las Fuerzas Armadas. La C.I.A. le si-
gue los pasos. En este mediometraje, el
ojo de Álvarez, siempre enfocado en los
"temas de urgencia", anticipa la represión
que Allende sufriría dos años después del
estreno de esta pieza. .
(1968, 18 minutos).
Un villano, tres asesinatos, una mujer
desamparada y el heredero que, en plena
carrera espacial, lucha por su superviven-
cia en un entorno que más que desarro-
llado, parece un sistema medieval. Con
música de Leo Bouwer y Pablo Milanés,
es quizás el ejemplo más claro de expe-
rimentación de Álvarez con técnicas de
montaje y collage, así como combinación
de soportes y métodos de registro.