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junio
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2013
PERSONAJE DEL MES
E
n la estatuaria clásica y sobre todo a partir del Imperio
Romano, el retrato en busto es un género trascenden-
tal que conmemora a un prócer de una comunidad,
región o nación y lega su representación para la
posteridad, a través de la idealización estética de su fisono-
mía por medio de una escultura que incluye la cabeza, los
hombros, el nacimiento de los brazos y el pecho. Ahora bien,
sobre la estampa de Lucas Alamán cincelada en esta pieza de
mármol, es importante saber: ¿para qué partido o institución
fue en su momento relevante su imagen? Al punto de exaltar sus
valores cívicos y morales a partir de su efigie esculpida, misma que
se incorporó a la iconografía de la memoria histórica del país.
Don Lucas Ignacio Alamán y Escalada (1792-1853), quien nació
en Guanajuato y murió en la capital, fue un prominente empresario,
escritor, historiador y estadista, pero en el México independiente del
siglo xix las tendencias políticas estaban fuertemente radica-
lizadas, y la balanza ideológica de nuestro ilustre perso-
naje se inclinó por el partido conservador. Esta
facción de la derecha tradicional fue la gran
perdedora de aquella centuria, por lo que
la
gloria
de Lucas Alamán quedó un tanto
relegada de la
Historia patria
oficial que
los republicanos grabaron en la identidad
sobre algunos de los prominentes hombres del partido conservador, quienes
impulsaron el fomento a la Academia de San Carlos como miembros de
la Junta de Gobierno del plantel o académicos de honor. Uno de ellos es
Lucas Alamán, con el rostro severo, mirada enérgica, barbas y cabellos
ondeantes como flamas; tórax desnudo y con manto alrededor de la
nuca que cae sobre los hombros.
El mármol, obra de Martin Soriano, es una copia del yeso mo-
delado por el catalán Manuel Vilar –director del ramo de escultura
en San Carlos–, pieza que se encuentra también en el Munal: en los
depósitos del acervo. Ambas obras se realizaron como parte del ho-
menaje póstumo que la Academia le dedicó al conservador a finales
de 1853 y en 1854.
Desde muy joven, como lo advierte la investigadora Esther Acevedo
en una ficha comentada para el Munal (
Catálogo Comentado del Acervo…
Escultura. Siglo xix. T. II, 2001), Alamán estuvo ligado a la insti-
tución cuando aún era la Real Academia de las Tres Nobles
Artes de San Carlos, en el Virreinato. Consumada la
Independencia de México y con una carrera polí-
tica ya bien definida, nuestro personaje del mes
estuvo pendiente de los recursos que se le asig-
naban al plantel, y subrayaba lo relevante que
era para la nación que los jóvenes artistas
mexicanos tuvieran una buena educación
académica:
DON LUCAS, DESDE
SU POSICIÓN COMO
MINISTRO EN
DIVERSOS GOBIERNOS,
TUVO SIEMPRE UN
LUGAR PARA LAS
ARTES. SU CÍRCULO
INTELECTUAL FUE
MUY AMPLIO Y DE ÉL
FORMABAN PARTE
ALGUNOS MIEMBROS
DE LA ACADEMIA"
Esther Acevedo
colectiva de los mexicanos. Este discurso
histórico fue renovado e iconográfica-
mente enriquecido por la Revolución
Mexicana y perdura hasta nuestros días.
La poca trascendencia de Alamán se
percibe por su reducida presencia en la
estatuaria pública nacional y en el de-
trimento de su nombre, en los textos de
historia, en comparación con los pro-
minentes ideólogos liberales de aquella
centuria, como Valentín Gómez Farías,
José Ma. Luis Mora, Manuel Altamira-
no, Ignacio Ramírez, Guillermo Prieto,
Payno o Riva Palacio, entre otros. Cabe
aquí citar la desgastada frase
LA HISTORIA
LA ESCRIBEN LOS VENCEDORES
. Al tiempo
que para la segunda mitad del siglo xix, el
pulso del pensamiento progresista y libe-
ral era una poderosa máquina de vapor, a
toda velocidad hacia la modernidad, que
pulverizó la doctrina conservadora y tra-
dicional, la cual enarbolaba la bandera de
los antiguos regímenes monárquicos, cen-
tralistas y clericales.
Sin embargo, entre los homenajes
rendidos un año después de la muerte
de Alamán, está el que le realizó la Aca-
demia Nacional de San Carlos en 1854,
precisamente en aquellos tiempos en
que la institución oficial de la formación
artística estaba dirigida por una Junta
de Gobierno de afiliación conservadora,
desde los decretos de renovación para la
re-organización del decadente plantel de
1843, implementados por el presidente
Antonio López de Santa Anna. Sobre este
mandatario, es consabido que navegaba
entre conservadores y republicanos –cen-
tralistas y federalistas– dependiendo de
los vientos a su favor: otro desterrado o
villano
de la historia de México.
HISTORIA SECRETA
En el guión del recorrido permanente del
siglo xix en el Munal:
La construcción de
una nación, (1810-1910)
, no se ha castigado
a ninguna postura ideológica de la historia
de México, ideales que en ciertas obras del
acervo se manifiestan tanto en lo evidente
de los temas, como en la historia secreta de
su creación. Por ejemplo, hay que recorrer
la sala 16 para encontrarnos con tres bustos
Por diversos motivos, Manuel Vilar
no tuvo oportunidad de traspasar al már-
mol –material sólido y duradero– el bus-
to en yeso del Alamán, por lo que legó la
tarea a su alumno, Martín Soriano, quien
ya era un discípulo bastante aventajado. El
ilustre intelectual del partido conservador
no pudo ver su escultura en vida, ya que
en 1853 murió de neumonía, cuando os-
tentaba el cargo de Secretario de Relacio-
nes Exteriores, nombrado desde 1851 por
Antonio López de Santa Anna.
Uno de los más importantes legados
de Alamán fue escribir, en varios tomos,
una historia de México desde la perspec-
tiva del pensamiento conservador, en la
cual la Conquista y la presencia hegemó-
nica española no fue desfavorable.
A CIENTO SESENTA AÑOS DE SU FALLECIMIENTO, OCURRIDO EL 2 DE JUNIO
DE 1853, RECORDAMOS A ESTE CONNOTADO INTELECTUAL Y POLÍTICO
CONSERVADOR DEL SIGLO XIX. ENTRE SUSMÚLTIPLES ACTIVIDADES, FAVORECIÓ
EL DESARROLLO DE LAS ARTES, AL INVOLUCRARSE EN EL FOMENTO DE LA
ANTIGUA ACADEMIA DE SAN CARLOS. EN LA SALA 16 DE LA EXPOSICIÓN
PERMANENTE DELMUNAL, ENCONTRAMOS UNNOTABLE BUSTO ENMÁRMOL
DEL PERSONAJE, REALIZADO POR EL ESCULTORMARTÍN SORIANO.
VÍCTOR T. RODRÍGUEZ RANGEL