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mayo
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2013
EDUCACIÓN
ELMUSEOCOMOUTOPÍA
ANTE LA IMPOSIBILIDAD DE “CAMBIAR EL MUNDO”, EL MUSEO SÍ PUEDE ACTUAR COMO UN CATALIZADOR DE CAMBIO SOCIAL POSITIVO Y
DESARROLLAR UNA SERIE DE PROPUESTAS TANTO A NIVEL INDIVIDUAL COMO A NIVEL COMUNITARIO, QUE CONTRIBUYAN A COMBATIR LA
INEQUIDAD, LA DISCRIMINACIÓN Y LOS DESBALANCES SOCIALES.
» DANIEL CASTRO BENÍTEZ
Coordinador para América Latina y el Caribe del Comité de Acción Educativa y Cultural del ICOM.
También es director de la Casa Museo Quinta de Bolívar y el Museo de la Independencia del Ministerio de Cultura en Bogotá, Colombia.
•
Referencias
1. El pensamiento de George Hein se ha
puesto en práctica enmuchos museos tantos
norteamericanos como latinoamericanos. Sus
reflexiones se concentran en un texto titulado:
Learning in theMuseum.
Routledge. NewYork,
Londres, 2004. La postura transdisciplinaria
está representada por Ubiratán D’Ambrosio, in-
telectual brasilero y está consignada en su libro:
Transdisciplinaridade
. Editora Palas Athene,.
Sao Paulo, 1997.
S
i abrimos un periódico
hoy en día o revisamos
las noticias en uno u otro
medio, comprobaremos
que vivimos en sociedades que se en-
cuentran inconformes con ellasmismas.
Huelgas, disturbios, problemas sociales,
son el pan de cada día. Por otra parte,
parece como si la naturaleza también
estuviera inconforme con lo que el
hombre ha hecho con ella. Y también
parece rebelarse. Inundaciones, terre-
motos, sequías o inundaciones son sus
efectos. Y si es necesario nombrar al-
guna de las causas de origen del incon-
formismo, creo que uno de los factores
que han llevado a ello es la exclusión
social que hemos heredadodemodelos
políticos y culturales jerárquicos y verti-
cales en concepción y práctica.
Para entender su opuesto, la pri-
mera entrada de la web define que la
inclusión social es un proceso que
asegura que todos los miembros de
la sociedad participen de forma igua-
litaria en los diferentes ámbitos que
conforman esa sociedad: económico,
legal, político y cultural. Por otra parte,
Wikipedia no nos da respuesta, pero
nos sugiere revisar otros enlaces como
Democracia participativa, Diálogo
social y Sociedad civil
, por lo cual
asumimos que la inclusión social está
relacionada con la integración.
Por otra parte, es evidente que
muchos museos latinoamericanos
y del resto del mundo comienzan a
construir una estrecha relación con
sus comunidades para abordar el reto
de ser agentes efectivos de cambio
social. Sin embargo, es necesario reco-
nocer que se requiere mucho tiempo
para aprender acerca de esas nuevas
audiencias, otro tanto para escucharlas,
forjar esas alianzas, buscar recursos
para fortalecer esos vínculos y opcio-
nes de solucionar sosteniblemente
esos proyectos; lo cual constituye uno
de los mayores desafíos de los museos
de nuestra región.
¿NUEVA MUSEOLOGÍA PARA LA
INCLUSIÓN SOCIAL?
Existen por lo menos seis documen-
tos que parecen esenciales para un es-
tudio sobre la museología en el siglo
xx, y que han propiciado un funda-
mento teórico que estimula una ac-
titud más comprometida con la vida
y la sociedad contemporá-
nea, aún a comienzos del
nuevo milenio.
Ellos son: los que fue-
ron producidos durante el
seminario regional de la
unesco sobre la función
educativa de los museos,
en Río de Janeiro, Brasil,
en 1958; la ya legendaria
mesa de Santiago de Chile
en 1972; el Taller Interna-
cional de Nueva Museo-
logía en Quebec, en 1984,
la reunión de Oaxtepec
en México, en 1984, el
seminario Misión de los
museos en América Lati-
na hoy: Nuevos desafíos,
en Caracas, en 1992, y la
reciente Carta de Salvador
de Bahía, en el año 2007.
¿Qué hace común a es-
tos documentos?Un punto
determinante es que el 90
por ciento de ellos han sido
producto de una reflexión
museal desde América
Latina e iba paralelo a los
efectos y realizaciones de
lo que se denominó una
nueva museología, que se
estaba desarrollando en
algunos países europeos
como Francia y Holanda.
Algunos de los puntos
que resumen esa nueva
mirada:
1. Transformación de la centralización
desde el objeto museal a la centrali-
zación en la comunidad.
2. Reconocimiento de identidades y
de las culturas de todos los grupos
humanos.
3. Uso de la memoria colectiva
como referencia básica para el
entendimiento y transformación de
la realidad social y cultural.
4. La identidad vivida como pluralidad.
5. Desarrollo de acciones museo-
lógicas que tengan como punto de
partida la acción social.
UTOPÍAS PARA LA INCLUSIÓN SOCIAL
EN MUSEOS
Hasta este punto, mi propuesta radica
en el hecho de que es necesario reco-
nocer que nuestras sociedades, tanto
en Latinoamérica y el Caribe como en
cualquier lugar del mundo, siguen bus-
cando una armonía social. Y ello por-
que nos damos cuenta que a su vez hay
todavía muchos grupos e individuos
que siguen en la marginalidad y que
necesitan ser incluidos en los procesos
de reconocimiento cultural y social.
¿Cómo crear entonces utopías
que hagan posible esta tarea de inte-
gración y diálogo de grupos sociales y
los patrimonios de sus entornos?
Es importante reconocer que con
la imposibilidad de “cambiar el mun-
do”, el museo sí puede actuar como un
catalizador de cambio social positivo,
y desarrollar una serie de propuestas
tanto a nivel individual como a nivel
comunitario, que contribuya a comba-
tir la inequidad, la discriminación y los
desbalances sociales, siempre y cuan-
do se reconozca la naturaleza multi-
dimensional e interrelacionada de la
exclusión y de las inequidades, y que la
misma institución asuma una posición
igualmente flexible y abierta.
Además estoy personalmente
convencido que el Museo puede ser
reconocido como una utopía, en los
términos que han sido planteados por
Tomás Moro en su famosa obra de
1518; como un lugar que desarrolle un
proyecto político que permita que los
individuos que llegan a sus puertas, no
solo descubran mundos nuevos o re-
cuerden otros que ya no existen, sino
que se den cuenta que ese lugar debe
permitirles dialogar con los objetos;
pero más que eso, que permita dejar
fluir sus inquietudes, dudas y poner en
escena su propia experiencia de vida
en esos espacios, y que muestre que
esa tarea se puede llevar a cabo a través
de una nueva comprensión de los pro-
cesos pedagógicos y educativos: diá-
logo, participación y reconocimiento
mutuo. El Museo como espacio que,
más que impartir información y co-
nocimiento, comparte y escucha aten-
tamente lo que sus visitantes tienen
que decir, inspirados en sus propias
historias de vida y las de sus patrimo-
nios personales, locales, regionales y
nacionales.
Dos vehículos para desarrollar
esa tarea pedagógica pueden ser, por
una parte, la integración del modelo
constructivista, en el que se reconoce
al individuo como un agente activo de
su desarrollo social y cultural, modelo
ampliamente desarrollado por el pro-
fesor norteamericano George Hein.
Por otra, la posibilidad de integrar
las prácticas museales en un modelo
transdisciplinario, en el que se ponga
en práctica una
ética de la diversidad
,
la cual reposa en una actitud abierta de
respeto mutuo y de humildad frente a
mitos, religiones, sistemas de conoci-
miento, relegando cualquier tipo de
arrogancia o prepotencia, con sentido
claramente transcultural.
CONCLUSIONES.
Un museo como utopía integra a la
sociedad, a las comunidades y los in-
dividuos por medio del diálogo y el
encuentro. Esto lleva a su vez al desa-
rrollo de una pedagogía de intercam-
bio y de valoración de experiencias
individuales y colectivas, más que del
conocimiento y el saber formalmente
transmitido. La utopía de una repúbli-
ca museal, éticamente construida con
equidad y puesta en práctica a través
de una pedagogía de inclusión, diálo-
go y reconocimientos mutuos.