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DE SUS ARTISTAS
OLIVERIO MARTÍNEZ. 1901-1938
Colección México a través de sus artistas,
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México, Museo Nacional de Arte, Gobierno del Estado de Coahuila, Secretaría de
Cultura de Coahuila, 2012, 120 págs.
En “La pasión de un académico”, el arquitecto e investigador
Xavier Guzmán Urbiola nos revela los lazos de sangre de la
numerosa familia Martínez de Hoyos, para después narrar las
inquietudes artísticas del joven Oliverio en la Academia de
San Carlos y en el taller de José María Fernández Urbina, en-
tre los años de 1927 a 1929. También nos descubre al artista
que prodiga su amor por la adolescente Eloína Peláez Macho-
rro. El autor examina las incipientes esculturas de Oliverio
Martínez, como el monumento al piloto Emilio Carranza, en
Saltillo, Coahuila; el Monumento a Emiliano Zapata en Cuaut-
la, Morelos, hasta llegar a los imponentes grupos escultóricos
del Monumento a la Revolución.
En el segundo ensayo, “Un hito de la escultura mexi-
cana”, el crítico de arte Enrique Franco Calvo considera a
Oliverio Martínez un verdadero autodidacta, con una carrera
tan exitosa como efímera. “La obra escultórica emblemáti-
ca de la Revolución mexicana son las cuatro esquinas del
Monumento a la Revolución que realizó Oliverio Martínez
luego de haber ganado con plena legitimidad un concurso”.
Al igual que la obra de pequeño formato del escultor, las que
decoran las esquinas del monumento mantienen una fuerte
y clara corpulencia, como se aprecian en las páginas de esta
monografía de divulgación.
“Pese a su fugaz vida, la obra de Oliverio Martínez siempre
llamó la atención. Gracias a uno de los pocos testimonios pe-
riodísticos sabemos que tenía un estudio en la calle de Chia-
pas. Asimismo, sabemos que se había inscrito en la Escuela
Libre de Escultura y Talla Directa que en ese entonces recién
había fundado Guillermo Ruiz”.
NÚM.13
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FEBRERO
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2013
P U B L I C A C I O N E S
MONOGRAFÍAS QUE DAN CUENTA DE LAS FIGURAS MÁS RELEVANTES EN NUESTRO PAÍS. UNA COLECCIÓN DISEÑADA TANTO PARA ESTUDIANTES COMO PARA EL PÚBLICO EN GENERAL.
JOAQUÍN CLAUSELL. 1866-1935
Colección México a través de sus artistas,
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México, Museo Nacional de Arte, Gobierno del Estado de Coahuila, Secretaría de Cultura
de Coahuila, 2012, 120 págs.
“Joaquín Clausell creció con la dictadura. Más aún, empezó a
pintar en los que serían los últimos años del régimen de Porfi-
rio Díaz, y dejó la pintura con la Revolución”, escribe Antonio
Saborit, investigador y uno de los biógrafos de Clausell. En
este apunte biográfico el autor nos ofrece el árbol genealógico
del futuro artista, oriundo de Campeche, hasta su posterior
encarcelamiento en la prisión de Belem en razón de sus acti-
vidades en el periodismo de oposición. Las lecciones de Pis-
sarro en París y de Gerardo Murillo, Dr. Atl, en México, son
elocuentes en la incipiente formación artística de Clausell, al
punto de “que sus óleos dieron densidad y hasta sentido a la
exposición pictórica que en la primavera de 1906 organizó la
revista literaria
Savia Moderna
”.
Héctor Perea, historiador e investigador del Instituto
de Investigaciones Filológicas de la
unam
, nos brinda una
reflexión en torno a la carrera de Clausell; en sus primeras
líneas acota: “Seguir considerando a Joaquín Clausell el pin-
tor impresionista más importante de nuestro país equivale a
limitar su estatura o a verlo sólo como un posimpresionista-
impresionista exótico”. Más adelante, leemos: “En contraposi-
ción con aquella luminosa transparencia que supo capturar
en las composiciones dedicadas a una desbordada naturaleza,
muy propia de nuestro país, Clausell fue también un ser mis-
terioso, con rasgos de personalidad insondables. Lo anterior
se percibe apenas entrar en el amplio y umbroso estudio que
se mandó construir en la azotea del palacio de los condes de
Santiago de Calimaya. Su lugar de práctica artística fue la cima
artificial, moderna, de un edificio de por sí contundente en su
cuerpo de piedra y en su historia”.
JOSÉ MARÍA VELASCO. 1840-1912
Colección México a través de sus artistas,
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México, Museo Nacional de Arte, Gobierno del Estado de Coahuila, Secretaría de Cultura
de Coahuila, 2012, 120 págs.
“El investigador del
cenidiap
, Andrés Reséndiz Rodea, espe-
cialista en paisaje del siglo
xix
, relata en “La estética como
ciencia” los primeros años en la vida de José María Velasco,
nacido en 1840, en Temascalcingo. Las descripciones de los
parajes y los viajes de la familia sitúan al lector en la época
temprana del futuro pintor, así como el impacto que le pro-
dujo el Valle de México: “En aquel entonces lo que impre-
sionaba, más que la virginidad atmosférica sin la adultera-
ción urbana, era la ‘delgadez’ de la atmósfera de las alturas
que, como una lente sobre la retina, producía el fenómeno
óptico de alterar las sensaciones de espacio y color”.
En otro sentido, el distinguido prosista y crítico litera-
rio Adolfo Castañón, muy versado en la pintura mexicana,
escribe: “Si en la obra de Velasco llega a su cumbre el des-
pliegue de esos vastos panoramas del Valle de México, hay
que admitir que también ella, es en sí misma, de una mag-
nitud comparable, es decir, monumental. Velasco admite
haber pintado 273 cuadros de diverso formato desde que
salió de la escuela de San Carlos, a lo que hay que añadir el
caudal de dibujos preparatorios y la legión de ilustraciones
y dibujos de científica índole [...] A fuerza de buscar dar
realidad a una idea labrada, cincelada por así decir en el
lienzo, vivida y pensada hasta alcanzar la transparencia, se
resolvió esa ansia de espacio y de luz que sólo puede ser
interior, de orden ético rayano en lo religioso. El México de
Velasco es, además, un México visto por un arquitecto y ur-
banista, un pintor y un dibujante con ribetes de agrimensor,
botánico, zoólogo, naturalista, geólogo...”.