Página 21 - 14_Diciembre_Dossier

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NÚM.11
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DICI EMBRE
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2012
21
1974
Zúñiga realizó con Andrew Vlady una serie de litografías sobre mujeres de México en el taller Ediciones
Gráficas Kyron, de la Ciudad de México. Expuso litografías en el Museo de Phoenix y en la Galería Tasende.
En una exposición colectiva de arte mexicano contemporáneo, expuso por primera vez en Tokio y Kioto.
Recibió, en Costa Rica, el premio Magón 1973, la más alta condecoración costarricense a un artista.
CUANDO CONOZCO A RAQUEL
BARRAGÁN AROCHE EN
EL TALLER LITERARIO DE
HERNÁN LAVÍN CERDA, ESTÁ
ENFRASCADA CON LA OBRA DE
JOSÉ MARÍA ARGUEDAS Y CON
LA POESÍA EN UN ENCUENTRO
CON EL ENTORNO Y UN ECO
NATURAL CON LOS ELEMENTOS.
¿CÓMO HAS CONCEBIDO Y
MADURADO ESAS MANERAS DEL
CREAR POÉTICO DESDE UNA
LENGUA DE NATURA?
Creo que en realidad, cuando uno
se plantea por qué escribe o por
qué estoy escribiendo eso, parte
de la perspectiva, de todo lo que
nos constituye y que se refleja en
ese primer poemario que publi-
qué,
Juegos primigenios.
No voy
a decir que la naturaleza, las pie-
dras, los ríos en sí tienen poesía,
sino yo creo que la perspectiva
poética le pertenece a uno, le per-
tenece a la subjetividad de cada
persona. Y, en ese sentido, hablan-
do de Arguedas, él enfocaba todo
ese entorno natural, el canto míti-
co, desde una perspectiva poética
que lo subyacía, que lo integraba
a su personalidad. Toda esa cues-
tión de este libro (
sc. Los ríos pro-
fundos
) que tal vez se considera
autobiográfico, parte de eso, de
la perspectiva que Arguedas tie-
ne acerca de la naturaleza y que
como lectora, cuando empiezo a
L
as últimas sesiones del progra-
ma Mira…lee 2012 se enmarca-
ron con un halo antropológico, por
un lado, y plenamente poético, por
el otro. De la mano de las obras
El hueso
, de Miguel Covarrubias, y
Marioneta
, de José Horna, los par-
ticipantes Adolfo Mantilla y Yuridia
Rangel Güemes, respectivamente,
penetraron desde el lente etnológico
y antropológico, en el primer caso,
e histórico y filosófico, por el otro,
en las profundas particularidades de
estas obras significativas del siglo
xx
.
Adolfo Mantilla, etnólogo de for-
mación por la Escuela Nacional de
Antropología e Historia, así como
germanista, historiador del arte y an-
tropólogo por la Universidad Nacio-
nal Autónoma de México, quien se
ha desempeñado como catedrático
en ambas instituciones y en la Uni-
versidad de Montreal, actualmente
es Jefe de Investigación de la Subdi-
rección de Exhibición del Museo Na-
cional de Arte, enfocando su trabajo
en la antropología del arte y en la
semiótica de la cultura, hizo hinca-
pié en los tabúes que siguen confor-
mando gran parte de la mentalidad
del mexicano respecto de su identi-
dad y su pertenencia a un México
diverso y complejo. Jugando con los
ángulos políticos y sociológicos que
se traslucen en la obra plástica de
Miguel Covarrubias, así como con
un documental que deja ver el Méxi-
co de mediados de siglo en supuesto
encuentro con su definitiva identifi-
cación, el tabú –más que el tema– de
“lo mexicano” hizo patente de nuevo
la revisión de las plasmaciones esté-
ticas a la luz de una conciencia más
crítica ante los factores sociales y an-
tropológicos que nos revisten.
Por su parte, la historiadora y es-
critora Yuridia Rangel Güemes abor-
dó, respaldada –física y anímicamen-
te– por la escultura de José Horna, la
problemática del ser humano como
sujeto movido por infinidad de hilos
(el destino, el deber, la manipula-
ción, los deseos propios y ajenos…),
así como también la búsqueda al in-
terior de un mismo en esa bruma es-
piritual que no acabamos por definir,
pero que estética y sensitivamente
revestimos de todas las metáforas
e interminables alegorías. Yuridia,
quien cursara la carrera de Historia
en la Facultad de Filosofia y Letras
de la Universidad Nacional Autóno-
ma de México, y quien también ha
realizado modelaje de desnudo en
la Academia de San Carlos, estudió
también la Maestría en Museología
en la Escuela Nacional de Conser-
vación, Restauración y Museografía,
así como el Diplomado de Marke-
ting Cultural en la Universidad del
Claustro de Sor Juana; asimismo se
desempeñó en el Munal como Jefa
de Difusión y su amor por la filo-
sofía, la vida y las letras la ha lle-
vado a escribir cuentos, ensayos y
poemas. Justamente, el marco para
su charla en la sala 31 de la Colec-
ción Permanente sirvió como marco
para la presentación de la reciente
edición de su cuento
De madera y
metal,
con prólogo del crítico Obed
González, en el cual, como dice Fer-
nando Corona en la cuarta de forros,
aborda cuestiones presentes “desde
la alegoría de la caverna de Platón
hasta
¿Sueñan los androides con
ovejas eléctricas?
, de Phillip K. Dick,
pasando por Pinocho”, pues la his-
toria de las letras no ha dejado de
ahondar en “la profunda preocupa-
ción alrededor de nuestra esencia y
nuestro motor internos, sumidos en
esta maquinaria que se mueve y a la
que llamamos yo, dejando velada y
acaso soñada y olvidada al alma per-
dida (como la llama Roger Bartra)”.
Entrevista por
F
ernando
C
orona
EL CANTO RODADO
EN EL CAMINO POÉTICO
DE TABÚES Y
MARIONETAS
ntrevista a Raquel Barragán Aroche en la sesión de Mira… lee del sábado 25 de septiembre de 2010 ante la
pintura novohispana
La alacena del pintor,
de Antonio Pérez de Aguilar
M I R A . . . L E E
Resaeña Mira...lee noviembre 2012
T
odo sucede en el camino. Ahora
pienso que ése es el objetivo:
buscar sin saber qué, vivir sin
saber para qué. Así el recorrido
se hace más fácil. Las puertas
son sólo oportunidades del desti-
no que debo conocer para hacer
funcionar esta madera. Las res-
puestas son cien veces más que
las preguntas.
La siguiente no es una ventana,
tampoco es una puerta; es una
brecha grande y oscura que se
distingue entre la estrechez de
estas paredes. Al traspasar ese
agujero me he encontrado con mi
libertad. No más pasillo, no hay
paredes; cada kilómetro es un
ambiente distinto, un éter cam-
biante, un mundo a veces firme, a
veces endeble.
Yuridia Rangel
Güemes
ver su texto, me siento identifica-
da con eso, con esa perspectiva
de encontrar el sonido de los ríos,
con ese canto de la naturaleza, de
las piedras. Bueno, tú sabes que
nací en un entorno geológico, que
mi papá es geólogo, crecí viendo
las piedras, sabiendo qué había
dentro de una piedra que en un
primer momento es gris, vacía,
pero dentro hay color, minerales,
hay distintas formaciones. Enton-
ces, creo que es difícil explicar mi
perspectiva, mi subjetividad, pero
parte de todo mi entorno, de mi
formación también (y deforma-
ción), y no puedo decir más que
eso, y que es además parte de lo
que me interesa escribir: no sólo
la naturaleza, sino la materia iner-
te. De ahí se vincula un poco que
haya escogido este cuadro con ob-
jetos y materia.
EN ESE SENTIDO, ESCUCHÉ QUE
EN UNA DE LAS ENTREVISTAS
QUE LE HICIERON A GARCÍA
MÁRQUEZ, AL RESPECTO DE
LAS MUSAS, ÉL DECÍA QUE,
INDEPENDIENTEMENTE DE
SI EXISTEN, TENÍAN QUE
AGARRARLO TRABAJANDO. ¿QUÉ
PIENSAS?
Antes me rehusaba a creer el con-
cepto decimonónico, romántico,
de las musas. Pero ahora creo que
sí se necesita un poco de eso, se
necesita un trabajo, un oficio de
poeta como tal, pero se necesita
también mucha perspectiva de
buscar, como dice Gadamer, la
palabra maldiciente, buscar la
esencia de la palabra a partir de
esos encuentros fortuitos que te
provocan no escribir. Entonces yo
creo que es una mezcla de las dos
cosas, del furor poético de Platón,
y de la razón también, del ejerci-
cio constante, de tener conciencia
de que es un oficio, de que es arte
pero también es un oficio que se
tiene que cultivar como tal.
UNA MANERA COMO ME HA
GUSTADO PENSAR TU POESÍA
ES COMO UN ACTO ALQUÍMICO,
DE TRANSFORMACIÓN, CASI
DE METALURGIA, QUE ME HACE
INEVITABLE LLAMARLE UN
“CANTO RODADO” A PROPÓSITO,
QUE SE VA DESBASTANDO
EN SUS ARISTAS. ¿ESTÁS DE
ACUERDO?
En ese sentido sí. También por-
que todo poeta nunca termina
de ser poeta en el sentido de que
es un aprendiz. Entonces uno
siempre sigue creciendo en un
mismo camino, sigue cincelando
esa palabra, la palabra que uno
escoge. Yo creo que a partir de
eso, en mi caso que fue palabra
sobre piedra, sí sigo creciendo
en ese camino, sí sigue siendo
una piedra rodada, y lo raro se-
ría no seguir rodando.