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Núm. 8
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SEPT I EMBRE
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2012
El 25 de septiembre de 1877 nació en Guaymas, Sonora,
Plutarco Elías Calles
, Caudillo de la
Revolución mexicana, el “Jefe Máximo”; fue Presidente de México de 1924 a 1928.
1877
¿Será posible que el Museo
permita a cada persona
reflexionar sobre la manera
como vive su vida? ¿Puede
esta institución convertirse
en un catalizador de ideas y
conocimiento? ¿En un espacio
que no sólo brinda información
enciclopédica sino acerca,
contrasta, provoca y facilita
la autocomprensión? En este
artículo intentamos responder
dichas preguntas.
*Resumen del artículo “Exhibición e
interpretación” de Ricardo Rubiales. Para
leerlo completo puedes encontrarlo en el
Portal para maestros: www.munal.com.mx
A
proximadamente el 50 por cien-
to de la corteza cerebral partici-
pa en el momento en que observa-
mos. Así, en fracciones de segundo,
somos capaces de distinguir una
diversidad de formas, texturas, pla-
nos y colores. En un sentido, el acto
de mirar puede ser percibido como
un proceso perceptivo automático, y
entonces se le resta importancia a la
enseñanza, el uso y comprensión de
imágenes tanto en la infancia como
en la edad adulta.
El archivo visual de cada per-
sona determina el acercamiento,
interpretación y significado de las
imágenes a las que nos enfrenta-
mos. Entonces ver no sólo se refie-
re a un proceso sensorial sino tam-
bién cultural vinculado al contexto
social e histórico. Ver y aprender a
ver, por lo general implica hacer-
se preguntas, observar, analizar;
construir significado. Aprender a
observar, encontrar diferencias, re-
lacionar imágenes es parte necesa-
ria de eso que llamamos “visitar un
museo de arte”.
Al indagar, explorar y hacernos
preguntas que involucren explica-
ciones reflexivas estamos partici-
pando de un proceso de aprendi-
zaje donde nosotros marcamos la
rapidez, la cantidad de información
y las metas de ese proceso.
Se vuelve fundamental subrayar
que: “Tus impresiones como obser-
vador, tus sentimientos e interpre-
taciones son una parte integral del
significado de las obras de arte”. Re-
flexionar sobre estas impresiones e
interpretaciones; descubrirlas, exa-
La encuesta Nacional de há-
bitos, prácticas y consumo
culturales
realizada por Co-
naculta en el 2010 rebeló
que el 59 por ciento de la
gente encuestada no había
visitado un solo museo en
el transcurso de un año. Del
41 por ciento que sí había
visitado un museo sólo el
13 por ciento lo hizo en más
de una ocasión. Otro estudio
arroja que cerca del 50 por
ciento del público que visita
un museo lo hace por menos
de una hora. Esto quiere de-
cir que la gente viene poco
a los museos y cuando llega
a ellos, pasa poco tiempo
dentro de los mismos. Esta
realidad pone muchos retos
a dichas instituciones. Quizá
una manera de comenzar sea
invitando a nuestros públicos
a que cuando nos visiten, se
atrevan a desafiar su capaci-
dad de mirar. Muchos que lo
han hecho han encontrado
fácil regresar y pasar tiempos
prolongados en el museo.
¿Sabías
qué?
minarlas, revisarlas y ampliarlas, es
parte de lo que significa acercarse
al arte y aprender algo en los mu-
seos. Entonces bajo esta perspec-
tiva, el “estar en el museo” puede
tener dos efectos fundamentales
en el pensamiento: brinda espacios
para hacer que pensemos más de-
tenidamente y amplía el campo del
pensamiento más allá de la mente,
e d u c a c i ó n
R
icardo
R
ubiales
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Próximamente nueva
versión del Portal para
maestros. Ingresa a
www.munal.gob.mx
para descubrir los cambios.
para incluir al cuerpo y la emoción.
El estar en el museo con sus
tiempos pausados y su amplio es-
pectro de posibilidades de reflexión
y percepción, nos convertirán en
co-autores de las propuestas artís-
ticas. Mirar, tocar, escuchar, sentir,
conversar con otros, con nosotros
mismos, buscar respuestas, probar,
experimentar, volver a nuestras
preguntas, volver a conversar, sen-
tir de nuevo es fundamental para
la comprensión. Estamos seguros
que cada espacio, palabra, objeto
y material que se encuentra en el
museo tiene la posibilidad de que
descubras, encuentres, observes y
relaciones.
Posturas y opciones
A diferencia de las ciencias exactas
las artes no utilizan leyes, fórmu-
las y respuestas “correctas”, por el
contrario, siempre presentan diver-
sas posturas y opciones. De hecho,
el encontrarte con una propuesta
artística implica necesariamente
escuchar diversas voces, conceptos
e ideas que pueden ser comunes a
lo que ya conoces o que puede ser
demasiado distante y aún así a tra-
vés de la obra, cercano.
Así, cuando los visitantes par-
ticipan en el proceso de estar en
el museo, es importante adentrarse
en una propuesta artística, conver-
sar con otros sobre lo que se ve, se
siente y se dice del arte; y celebrar
la diversidad. El contacto con el
arte permite a las audiencias am-
pliar horizontes, mirar nuevas op-
ciones e inferir posibilidades. En
el arte los problemas pueden tener
más de una solución y las pregun-
tas más de una respuesta.
Esta pluralidad también señala
las pequeñas diferencias, y esa es
otra lección del arte. En el acerca-
miento a una expresión artística
tratemos de observar más de cerca,
tomemos en cuenta toda imagen,
sonido, textura: aquí cada detalle
es importante. Solemos fijar nues-
tra mirada en lo más evidente pero
no olvidemos, las artes suelen utili-
zar muchos subtítulos.
Al hablar de aprendizaje dentro
del espacio museal, nos referimos
directamente a las relaciones entre
los usuarios y el ambiente, las pro-
puestas, los objetos, otras perso-
nas. Es necesario ampliar nuestra
comprensión de la experiencia de
aprendizaje en el contexto museal,
es decir, concebir al museo como
un laboratorio de aprendizaje don-
de las personas experimentan pro-
cesos cognitivos y afectivos que
podemos estorbar o potenciar. Una
vez más, en el museo, aprender
entonces se refiere a procesos de
interpretación y trascendencia, y
no a simple transmisión de infor-
mación.
El museo, cuando se percibe
como un laboratorio, múltiple, rico
en significados, abierto a la experi-
mentación y el encuentro, se con-
vierte en un espacio de aprendizaje
significativo.