NÚM. 6
|
JUL IO
|
2012
D O S S I E R
S U R R E A L I S M O . V A S O S C O M U N I C A N T E S
12
LOSDÍASDELACALLEDE
GABINO BARREDA
SURREALISMOENLA
PANTALLA GRANDE
G
unther Gerzso pintó
Los días
de la calle Gabino Barreda,
en 1944, en plena segunda Guerra
Mundial. Lo pintó como ejercicio
didáctico más que otra cosa y pen-
só destruirlo después, pero la obra,
rescatada por su amiga Kati Horna,
ha quedado como testimonio del le-
gado de Breton en México y del Su-
rrealismo en el exilio. La obra toma
su nombre de la calle de la Ciudad
de México donde vivieron Benjamin
Péret y Remedios Varo en una ve-
cindad ruinosa infestada de ratas.
Una vez a la semana se reunían
allí los surrealistas exilados y otros
amigos para compartir la botella de
vino que sólo Gerzso podía pagar.
Gerzso se quedó mudo el día que
descubrió que las “bonitas copias”
de dibujos clavados con alfileres
en las paredes no eran sino origi-
nales, regalados a Péret y Varo por
sus amigos Brauner, Ernst, Tanguy
y Picasso. Aunque faltase el dinero
era impensable el venderlos.
Los días…
es un meditado re-
trato de grupo de artistas surrealis-
tas huidos de Europa que espera-
ban el final de la guerra para volver
a sus casas. Gerzso era un surrea-
lista mexicano, por lo que su repre-
sentación de Leonora Carrington,
Esteban Francés, Benjamin Péret,
Remedios Varo y él mismo, tiene
la virtud de estar hecho simultá-
neamente desde dentro y desde
fuera. Un estudio detenido del cua-
dro devela aspectos íntimos y de la
vida común del grupo. Se apoya en
El ojo y su narrativa. El cine surrealista desde México
.
México-España, Munal-Imcine-Ediciones el Viso, 2012
L
a muestra cinematográfica de la
exposición
Surrealismo. Vasos
comunicantes
, está acompañada de
un catálogo que reúne a expertos y
académicos del séptimo arte. Éste
volumen refleja el ciclo, analizando
el paso del surrealismo por la panta-
lla grande: Javier Espada, del Centro
Buñuel de Calanda y Volker Rivinius,
escriben una introducción, el prime-
ro sobre sus protagonistas (Man Ray,
Antonin Artaud, Luis Buñuel), mien-
tras Rivinius analiza el cine de van-
guardia mostrando sus derroteros e
intenciones.
Por su parte, Aurelio de los Re-
yes, investigador y académico, hace
un repaso puntual de la expresión
fílmica surrealista mientras que Gus-
tavo García y Carlos Bonfil, críticos
de cine y estudiosos, nos muestran
el impacto de la vanguardia, su trán-
sito por el éxito y la censura, así
como su desarrollo y evolución.
Desde el punto de vista plástico
y vinculando la pintura con el cine,
escriben Alicia Sánchez Mejorada y
Olga Sáenz, trazandoel recorrido ar-
tístico que va de una disciplina a otra.
El siguiente texto explica la imagen de portada del catálogo de la exposición
Surrealismo. Vasos comunicantes
. En él, Salomon Grimberg relata cómo
esta extraordinaria pintura de Gunther Gerzso fue rescatada por Kati Horna.
Salomon Grimberg
dos obras de Max Ernst,
Au Rendez-
vous des amis
(1922) y
Le Miroir volé
(1939): la primera es un retrato del
grupo de los primeros surrealistas, la
segunda un retrato de Leonora Ca-
rrington en un paisaje totémico de
Europa arrasada por la guerra. Gerz-
so parodió ésta en la composición
de
Los días…
La escena del cuadro se sitúa
en México, entre construcciones de
adobe. La luz de una hora indefi-
nida ilumina la escena con un tin-
te verdiazul homogéneo. En primer
plano a la izquierda, una Leonora
Carrington escindida, en referencia
a su incursión reciente a la locura,
se eleva erguida sobe ella misma
sentada: furias coralinas ascienden
su cuerpo desnudo hacia su rostro
oculto detrás de una máscara. En el
fondo, Esteban Francés, velado de
pies a cabeza, toca la guitarra ante
cuatro mujeres desnudas retratadas
en las hojas de un biombo. De un
túnel oscuro situado bajo su asiento
salen dos manos unidas: Francés su-
plica en vano respuesta a sus avan-
ces amorosos. A la derecha está Ben-
jamin Péret de espaldas, con su calva
característica -que le ganó el sobre-
nombre de “El Padre Hidalgo”, por el
parecido con el clérigo libertador de
México- y los brazos, abiertos y le-
vantados hacia el cosmos, formando
un embudo para recibir inspiración.
Sobre su espalda campea un huevo
estrellado. La cerveza que una mano
invisible vierte en un tarro alude a
un poema que Perét dedicó a Jac-
ques Prévert:
Mamaindans la bière.
Remedios Varo descansa en el suelo
recostada sobre el lado izquierdo,
cubierta con una manta; un antifaz
le enmarca los ojos, a juego con los
tres gatos que la acompañan. Varo se
hizo el antifaz para ir a un baile de
disfraces con aire misterioso, como
los personajes encantados que tiene
detrás. La escena parece de cuento
de hadas, como aquellas que Varo
pintaría diez años más tarde y que le
darían fama. Por último, en un cubo,
modestamente apartada del centro,
se ve la cabeza decapitada de Gerz-
so. “El cuerpo esta enterrado”, ex-
plica él mismo. La imagen presagia
la iconografía futura de partes del
cuerpo desgajadas. En el punto de
fuga del paisaje, al otro lado del mar,
llamas agitadas por el viento y humo
se elevan ominosamente al cielo: Eu-
ropa arde.
UN LIBRO DE
ENSUEÑO
El catálogo de la exposición
ofrece una perspectiva histó-
rica y teórica del movimien-
to surrealista desde una
mirada europea a cargo de
Serge Fauchereau, Didier
Ottinger y Juan Manuel Bo-
net. Miradas psicoanalíticas
alimentan también desde
esta disciplina el volumen
y muestran en las creacio-
nes y su teoría, la presencia
ineludible de la revolución
iniciada por Freud: Mónica
López Velarde, Helí Morales
y Nestor Braunstein. Philippe
Ollé-Laprune presenta la lec-
tura europea desde México,
el punto de enlace; mien-
tras que Fabienne Bradu y
Salomon Grimberg escriben
sobre las repercusiones del
surrealismo en México y las
creaciones nacionales que
se inscribieron en esta ten-
dencia mundial.
Surrealismo. Vasos comu-
nicantes.
México-España,
Museo Nacional de Arte-
Ediciones el Viso, 2012,
315 pág
.