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Núm. 4
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MAYO
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2012
El 30 de mayo de 1918 nace la poeta mexicana
Pita Amor
, y muere el 8 de mayo del 2000. Mujer
controversial,
femme fatale
, de personalidad avasalladora; vivió intensamente, aceptando por igual
placeres y amarguras, vinculada sentimentalmente con toreros, pintores, artistas y escritores.
1918
Pinceldefuego
T
odo él, fuego contenido
, había
dicho Alfonso Reyes de Ma-
nuel Rodríguez Lozano, el pintor de
quien en la exposición-homenaje
y el catálogo se ofrece su biogra-
fía y su arte, que la crítica ha cla-
sificado en “épocas” (como la mo-
numental y la blanca). La muestra
abrigó cuadros de 1922 a 1958, con
la mujer como icono de su drama-
ticidad, pero igualmente dejó fluir
su pensamiento a través de los
“hondazos” (especie de aforismos)
que Rodríguez Lozano llegó a sus-
tentar en su antología
Pensamiento
y pintura:
“En el arte no hay más
que personalidades: el resto es Aca-
demia”. En el catálogo se reprodu-
cen imágenes de obra y personajes
poco conocidas del artista que dejó
sus enseñanzas en un selecto gru-
po de jóvenes, entre ellos Abraham
Ángel, Julio Castellanos y Nefero, y
quien fuera amigo cercano de Ro-
dolfo Usigli y Adolfo Best Maugard.
Un pintor de “insobornable pincel”
en un país que creía “mágico y pro-
digioso”, “claro y luminoso hasta la
crueldad”. Escriben Berta Taracena
(biógrafa), Pável Granados (escri-
tor), Jaime Moreno Villarreal (es-
critor), Patricia M. Artundo (inves-
tigadora argentina) y Arturo López
Rodríguez (investigador).
E
n esta publicación del Museo
Nacional de Arte, se da cuenta
de la vida y obra del pintor cam-
pechano Joaquín Clausell. Perso-
naje controvertido, Clausell estuvo
involucrado de manera directa en
las gestas sociales y políticas que
conducirían años más tarde al es-
tallido de la Revolución mexica-
na y al derrocamiento de Porfirio
Díaz. Debido a su militancia polí-
tica, el artista estuvo en la Cárcel
de Belem y se vio forzado a nume-
rosos exilios en Nueva York y Pa-
rís. Durante su larga estancia en
la Ciudad de las Luces se relacionó
con importantes intelectuales de la
época, como el gran escritor Émile
Zola y el pintor Claude Monet, con
quien trabó una importante amis-
tad. El movimiento impresionis-
ta, en boga en la capital francesa,
tuvo una influencia notable en su
obra, que es posible apreciar en las
gruesas pinceladas y en las combi-
naciones cromáticas en algunas de
sus obras más emblemáticas, como
aquellas en las que retrata el mar
campechano o los paisajes del an-
tiguo Xochimilco o Iztacalco.
E
l libro
Diego, Frida y otros revo-
lucionarios
surge con motivo de
la exposición homónima realizada
en colaboración con el Museo Na-
cional de Colombia; bajo la premisa
de una estrecha dinámica entre dos
instituciones culturales latinoame-
ricanas, se llevó a cabo este libro
dando cuenta del impacto que tuvo
el impulso nacionalista e identitario
característico de la posrevolución en
México. Entre los personajes princi-
pales del movimiento artístico, se en-
cuentran Diego Rivera y Frida Kahlo.
El muralismo representado por Rive-
ra, Orozco y Siqueiros, marcó a toda
Latinoamérica y particularmente a
Colombia, convirtiéndose en modelo
de modernidad y progreso.
Sin embargo, los vínculos artísti-
cos entre ambos países datan del si-
glo
xix
. El mexicano Felipe Santiago
Gutiérrez llegó a Bogotá en 1873 y
fue recibido por los intelectuales co-
lombianos con un gran respeto, dada
su trayectoria como pintor y maestro.
Ese mismo año se decretó la creación
de la Academia de Artes de Colombia
y se le promovió como director. De
la estancia de Gutiérrez nos hablan
Víctor Rodríguez Rangel (del Munal)
y Olga Isabel Acosta Luna (del Museo
Nacional de Colombia).
E
l Catálogo comentado del acervo
del Museo Nacional de Arte. Pin-
tura, Siglo
xix
tomo II, forma parte
de un compendio de publicaciones
que tienen como objetivo el análisis
y la difusión de las obras pictóricas
más representativas de la colección.
Éste volumen, el segundo que cata-
loga la colección de pintura de siglo
xx
, se añade a los tres tomos anterio-
res que hicieron lo propio con los
siglos virreinales y la escultura del
siglo
xix
, proporcionando las bases
para el conocimiento, el debate y la
discusión académica sobre algunos
de los más importantes artistas de-
cimonónicos de la plástica nacional.
Con un total de 45 fichas de obra
comentada, integradas por la des-
cripción y el análisis de destacados
académicos del arte, la publicación
reproduce obras de alta calidad es-
tética de artistas como Félix Parra,
Manuel Ocaranza, José Salomé Pina,
Joaquín Ramírez, y Santiago Rebull,
entre otros.
Catálogo comentado
del acervo del Museo
Nacional de Arte
Pintura, Siglo XIX, tomo II
Joaquín Clausell
El pintor en el paisaje
Diego, Frida y otros
Revolucionarios
Varios autores,
México, Museo
Nacional de Arte,
2009, 311 pp.
Varios autores,
México, Museo
Nacional de Arte,
2008, 93 pp.
Varios autores,
México-Co-
lombia, Museo
Nacional de Arte
/ Museo Nacio-
nal de Colombia,
2009, 141 pp.
Manuel Rodríguez Lozano.
Pensamiento y pintura 1922-1958
Varios autores, México,
Museo Nacional de Arte,
2011, 259 pp.
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Munal
archivos secretos
EL HOMBRE QUE FUE EMBALSAMADO DOS VECes
E
steban
A
zcárate
E
l predio que hoy ocupa el Anti-
guo Palacio de Comunicaciones
y Obras Públicas (sede del Museo
Nacional de Arte) ha sido escenario
de singulares acontecimientos de la
historia de México. Uno de ellos tie-
ne que ver con el malogrado empe-
rador Maximiliano de Habsburgo, y
el triste final de su corta monarquía.
Tras ser fusilado en el Cerro de las
Campanas, el 19 de junio de 1867, el
cuerpo de Maximiliano fue embalsa-
mado por primera vez en Querétaro,
en medio de un escándalo: el doctor
Vicente Licea, quien se encargó del
cadáver, fue acusado de lucrar con
los “reliquias” del emperador: vendió
sus órganos, las vísceras e incluso la
sangre. El “mercader” Licea terminó
en la cárcel, y las autoridades deci-
dieron que el cuerpo de Maximiliano
debía ser tratado nuevamente.
Por tal motivo, se le trasladó a
la Ciudad de México, donde fue
resguardado en el hospital de San
Andrés, en la capilla que utilizaran
los jesuitas antes de su expulsión
del país. Ahí fue embalsamado por
segunda vez, en un complicado pro-
ceso que duró setenta horas, y en el
que intervinieron los médicos Rafael
Montaño Ramiro, Agustín Andrade
e Ignacio Alvarado. Esta vez, los ga-
lenos se aseguraron de que todo se
quedara en su lugar.
La leyenda cuenta que dicha ca-
pilla se convirtió en lugar de culto
para los partidarios de Maximiliano,
y que tuvo que ser resguardada por
soldados. Pero también sus enemi-
gos querían verlo. Una noche, Beni-
to Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada
acudieron en secreto a contemplar
el cadáver. Una extraña fascinación
hizo presa de ellos. Y según escribió
Juan de Dios Peza en un poema, Juá-
rez “se lo quedó mirando / con un
semblante de hierro”.
Justo un año después del fusila-
miento, un sacerdote llamado Mario
Cavalieri acudió a la para entonces
llamada “capilla del mártir” y lanzó
un encendido discurso contra el go-
bierno de Juárez. El castigo llegó por
la noche: albañiles mandados por el
gobernador Juan José Baz derruyeron
el recinto, y abrieron lo que hoy se
conoce como la calle de Xicoténcatl.
En 1905, la sede del hospital de
San Andrés fue demolida, ya que se
consideraba insalubre para el entor-
no, y sus instalaciones se trasladaron
a la colonia Doctores (hoy Hospital
General). En su lugar, Porfirio Díaz
mandó construir el Palacio de Co-
municaciones y Obras Públicas, que
se concluyó en mayo de 1912. Ac-
tualmente, en el acervo del Munal se
conserva un busto de Maximiliano
de Habsburgo, esculpido por Felipe
Sojo. El emperador al que todo le
fue mal, incluso después de muerto.
P u b l i c a c i o n e s
Busto de Maximiliano de Habsburgo, obra del Felipe Sojo. Acervo del Munal.