20
La estética y la militancia
simbología en la que su atención se centró en la mujer campesina con figu‑
ras de grandes volúmenes trazadas con amplia pincelada y fuertes masas de
color; obras que deben ser valoradas por el grado de dominio de la técnica
del artista.
Ambos frescos fueron destruidos por Diego Rivera de manera ca‑
prichosa, para pintar sobre esas paredes su propia obra. De los murales de
Guerrero sólo quedó la descripción que hizo Charlot: “Dentro de su forma‑
to pequeño, las sobrepuertas destruidas tenían todas las características del
arte maduro de Xavier, tal y como lo desarrolló más tarde en Chillán”,³ en
referencia a los murales que el de Coahuila ejecutó en la Escuela México de
Chillán, Chile en 1941.
Con esa nueva mirada, Guerrero pintó, en 1925, una serie de paneles
murales en la casa de José Guadalupe Zuno, su amigo de correrías en el Cen‑
tro Bohemio en Guadalajara, con un tema
sui generis
:
Motivos mexicanos
. Sus
nuevos códigos estéticos, en consonancia con lo que se realizaba en el mura‑
lismo, le valió para que le asignaran la decoración de la casa de los Directo‑
res de la Escuela Nacional de Agricultura y Ganadería en Chapingo, Estado
de México, donde pintó una serie de frescos titulados
Búsqueda de la mexica‑
nidad en el arte
, entre 1923–1924, al mismo tiempo que Diego Rivera pintaba
los suyos en la Rectoría de la mencionada institución, y en los que Guerrero
también colaboró.
En esos murales manifestó pictóricamente su ideología comunista con
hoces, martillos y temas como la justicia social y el capitalismo, que constru‑
yó dialécticamente como tesis y antítesis. La crítica que hizo al capitalismo y
su opresión, la representó como antítesis: el comunismo encarnado en una
pareja de campesinos que, con una hoz y un martillo colocado sobre una ba‑
lanza, oprimen a su vez a un personaje, que representa el capitalismo, venci‑
do por estos emblemas. En esos murales, la mujer también es protagonista,
una manifestación temprana de equidad de género.
(Figs. 4–5)
Al terminar este trabajo, Xavier Guerrero se dedicó a actividades polí‑
ticas debido a su militancia en el Partido Comunista Mexicano (PCM), como
las huelgas ferrocarrileras de esos años, las luchas agrarias de Puebla y el
movimiento que logró la supresión del grupo paramilitar Guardias blancas.
En 1928 viajó a la URSS con una beca para estudiar en la Escuela Internacio‑
nal Lenin, donde se formaba en la teoría marxista a jóvenes dirigentes mili‑
tantes de los partidos comunistas de los diferentes países. Regresó a México
en 1932, tras recorrer parte de Europa. Seis años después retornó al muralis‑
mo cuando el Sindicato Único de Trabajadores Autotransportistas de Jalisco
(SUTAJ), solicitó que hiciera murales en su local, en los cuales —con más co‑
nocimiento de la teoría social— pintó signos y símbolos comunistas, alego‑
rías de luchas sociales y retrató a dirigentes revolucionarios: a Marx, Engels y
Lenin, en temas como
La Revolución, la ciencia y los elementos
.
(Fig. 6)
3.
“La época de Xavier Guerrero”,
op. cit.