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cias a los sueños y el inconsciente— se difundió
por México a finales de los treinta y comienzos de
los cuarenta. La mayoría de estos artistas tomaban
inspiración de los surrealistas que privilegiaban
imágenes oníricas, como De Chirico, Dalí y
Magritte, más que de los que usaban técnicas
automatistas, como Miró o Masson, en parte de­
bido a un rechazo continuo por la abstracción en
el periodo posrevolucionario, pero en parte tam­
bién dada una genealogía artística similar, que
incluía raíces en el simbolismo y el arte infantil. La
influencia de De Chirico fue particularmente evi­
dente, en cierta medida porque sus imágenes de
plazas, arcadas y monumentos hallaban cierta re­
lación con la arquitectura colonial. Aun así, el
“surrealismo mexicano” no era un reflejo directo
de fuentes externas: muchas obras contienen
elementos nacionalistas y hasta religiosos, que
hubieran resultado repugnantes para Breton y
otros de los principales teóricos del surrealismo,
quienes buscaban crear una fuerza internacio­
nalista que trascendiera los límites restrictivos
impuestos por la Iglesia y el Estado.
A finales de 1937, Anguiano participó en
una exposición colectiva en un espacio administra­
do por la
lear
, en Allende 5, en el Centro Histórico de
la Ciudad de México. La exposición estuvo confor­
mada principalmente por dibujos a tinta, muchos
de ellos vagamente relacionados con el surrealis­
mo y otros estilos vanguardistas. Algunos están
claramente dibujados a tinta con rapidez. En una
entrevista posterior, Anguiano recordaba que
muchos de ellos habían sido realizados durante
reuniones de la
lear
: “me aburría de las repeticio­
nes y discusiones cantinflescas. Entonces me ponía
a dibujar cosas fantásticas como protesta ante
el aburrimiento”.
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Anguiano afirmó que estos
apuntes se basaban en sus propios “sueños angus­
“surrealism” was not a direct reflection of outside
sources: many works contain nationalist and even
religious elements that would have been anathe­
ma to Breton and other leading Surrealist theo­
rists, who had sought to create an internationalist
force beyond the restrictive limits imposed by
Church and State.
In late 1937, Anguiano participated in a
group show in a gallery space run by the
lear
,
located at no. 5 Allende Street, in the colonial
center of Mexico City. This show consisted primar­
ily of ink drawings, many with loose connections
to Surrealism and other avant-garde strategies.
Some were obviously drawn rather quickly in ink
and in a later interview, Anguiano recalled that
many were created during meetings of the
lear
:
“I was bored by the repetitions and inane discus­
sions. So I turned to drawing fantastic things in
protest against boredom.”
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Anguiano stated that
these doodles were based on his own “anguished
dreams”
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but given that many artists have bad
dreams and only a few decide to commit them to
paper, it is likely that they represent a conscious
and early decision to experiment with Surrealist
imagery.
Ranging in date from 1934 to 1937, the
drawings in the present publication reveal no
single style, nor are all of them equally connected
to Surrealism.
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Rather, they provide evidence of
an artist seeking his own path in a crowded forest.
The angst-ridden expressionist force of a few
drawings (Unfolding, for example) seems obvi­
ously taken from José Clemente Orozco, while
other images are more cautiously drawn, using
chiaroscuro effects. The solid, almost neo-classical
forms in these latter works relate most closely to
the artist’s murals and working class scenes, as
well as to contemporary paintings by Guerrero