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junio
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2013
PÁGINA TRES
Cómo me gustaría pintar a María Asúnsolo pensé cuando vi el retrato que Siqueiros había hecho de ella. Una joven mujer muy bella descendiendo lentamente hacia las sombras. El carácter intemporal y solemne de la pintura me emocionó vivamente.
Un día, por fin alguien me llevó a conocerla. Su presencia correspondía en mucho al retrato de Siqueiros. Era nítida y corpórea como una estatua griega. Su color tenía un matiz de una rosa blanca, su mirada y su voz muy suaves. En su conversación
surgían espontáneas las palabras en diminutivo.
Me sentía muy contento de su cordialidad y dulzura. Después y siempre ella fue así, capaz con su atención y cariño de mantener viva nuestra amistad.
No recuerdo cómo llegué a obtener su consentimiento y su paciencia para soportar el largo tiempo que necesité para pintar los dos relatos.
Ahí quedan como testimonio y memoria de los momentos que pasaron y de su gran belleza.
JUAN SORIANO
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JUAN SORIANO,
RETRATO DE MARÍA ASÚNSOLO, MUJER Y NIÑA
, 1941, ÓLEO Y TEMPLE SOBRE TELA, MUSEO NACIONAL DE ARTE,
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