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marzo
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2013
PERSONAJE DEL MES
BENITO
JUÁREZ
UNA OBRA DE JOSÉ MARÍA VELASCO SOBRE EL
MINÚSCULO PUEBLO DE GUELATAO, OAXACA,
TRASCENDENTE PARA LA HISTORIA NACIONAL POR
SER LA CUNA DEL HÉROE DE LA REFORMA.
SU NATALICIO SE CONMEMORA EL 21 DE MARZO
.
»
VÍCTOR T. RODRÍGUEZ RANGEL
H
an pasado doscientos
siete años del nacimien-
todel oaxaqueñoBenito
Pablo Juárez García, co-
nocido por los mexicanos como don
Benito Juárez (1806-1872) y quien,
entre muchas de sus
glorias nacionales
,
alcanzó la presidencia de la Repúbli-
ca. La trascendencia de su leyenda e
imagen en la historia de los próceres
patrios es de tal magnitud que, el 21
de marzo -conmemoración de su nata-
licio- es un día de asueto nacional.
La grandeza de Juárez como ci-
miento de la vida republicana del país,
la consolidación de la educación laica
y gratuita, la apuesta por la separación
de la Iglesia y del Estado moderno;
así como sus virtudes patrióticas para
hacerle frente a la Intervención Fran-
cesa, han conllevado a que su efigie
sea motivo de veneración por los go-
biernos afines, a partir de su muerte, a
través de pinturas, murales, estampas,
monumentos, bustos y fotografías del
Benemérito de las Américas.
Ante las muchas configuraciones
artísticas que inspiró Benito Juárez
a partir de su propia imagen, en esta
nota cultural he decidido remembrar
su natalicio desde una referencia pic-
tórica indirecta, por medio de la exal-
tación paisajista y sublime del humilde
pueblo indígena en donde él nació
-empotrado en una agreste topografía
serrana- y que fue la referencia geo-
gráfica de la leyenda sentimental del
humilde pastorcillo zapoteca que no
dominaba el castellano.
Entre los años de 1887 y 1888, el
afamado pintor de paisaje José María
Velasco (1840-1912) -ex alumno, pro-
fesor y director del ramo en la antigua
Academia de San Carlos- levantó una
serie de apuntes y bosquejos ante la lo-
calidad para la realización de diversas
pinturas de paisaje naturalista sobre
la Sierra zapoteca de Ixtlán, en espe-
cífico sobre el pueblito de San Pablo
Guelatao, apostado en una meseta
y envuelto por una imponente vista
montañosa y semiárida. Los cuadros
los compuso desde diferentes ángulos
a una distancia de por lomenos medio
kilometro de la población, siendo el
lienzo más majestuoso y el de mayor
dimensión el que aquí se ilustra: reali-
zado en su taller capitalino a partir de
los anteriores. Su exhibición se ubica
en la sala 22 del primer piso del Munal.
Las obras velasquianas sobre Gue-
latao se inscriben en el contexto de su
viaje a la capital oaxaqueña a partir de
diciembre de 1887, comisionado por
el obispo de aquel estado para pintar
la Catedral de Oaxaca; dicha obra sería
enviada como un regalo al Papa León
xiii en ocasión del jubileo sacerdotal
del pontífice en 1888. En este viaje
aprovechó para ejecutar varias pinturas
sobre la zona –algunas bajo encargo-
realizando diversos estudios para exal-
tar, a través de su encanto paisajista, la
geografía, la flora, las ruinas arqueológi-
cas, la luz y muchas otras características
del estado; de esta manera pintó Mitla,
el valle de Oaxaca, el árbol del Cardón,
el del Tule y las vistas de Guelatao.
Es sabida, aunque nunca lo ex-
presó públicamente, la inclinación de
Velasco por la regencia del Segundo
Imperio, en tiempos de Maximiliano
de Habsburgo, al tiempo que los encar-
gos de obra que le hacían los conserva-
dores y la Iglesia durante la República
restaurada y el Porfiriato, debieron de
ponerlo un tanto en tela de juicio res-
pecto a las afiliaciones políticas en esa
era del predomino del pensamiento
federalista y liberal, por lo que el hecho
de que particulares le hayan encargado
obra sobre la diminuta e inaccesible
villa de Guelatao, como motivo cen-
tral de una serie de panorámicos pai-
sajes, lo reconciliaban con las fuerzas
republicanas, quienes consideraban a
Juárez desde su muerte como un hito
patriótico en la historia de la construc-
ción del Estado moderno. Menciono
lo anterior porque en aquella época
de exacerbadas confrontaciones ideo-
lógicas, personalidades públicas como
Velasco –que incluso sus obras repre-
sentaban la modernidad del país en los
pabellones nacionales de las exposicio-
nes universales- estaban en lamira en la
definición de sus preferencias políticas.
En esta pintura, la población de
Guelatao se detalla diminuta sobre
los lomeríos y entorno a su laguna
que produce un verdor de oasis en su
demarcación, quedando en segundo
plano ante la atención visual que de-
manda el viejo de manta del primer
término, y lo imponente del horizonte
serrano hacia la profundidad. No obs-
tante, no cabe duda que Velasco insi-
núa a su manera la relevancia de la lo-
calidad como cuna de un protagonista
de la historia de México de la talla de
Juárez, quien falleció diecisiete años
atrás a la firma de esta producción
plástica: sin embargo, su eco era fuerte
en los discursos retóricos y en los rela-
tos patrios del presidente PorfirioDíaz.
Por la laguna es que Guelatao lleva
este nombre, que en zapoteca significa
Laguna pequeña o encantada,
y es la cabe-
cera municipal de uno de los 570 muni-
cipiosdeOaxaca. El puebloseencuentra
en una zona montañosa al norte de la
ciudaddeOaxaca (60kilómetros), auna
altura de 1780 m. sobre el nivel del mar.
San Pablo Guelatao es una población
antes irrelevante que saltó al plano nacio-
nal porque ahí procrearon a Juárez sus
padres, unos humildes agricultores de
raza indígena, muriendo primero ellos y
luego sus abuelos cuando él era un niño.
Huérfano, quedó al amparo de un tío;
a partir de entonces trabajó como em-
pleado agrícola y pastor, en una escalada
ENTRE LOS AÑOS DE 1887 Y
1888, EL AFAMADO PINTOR DE
PAISAJE JOSÉ MARÍA VELASCO
LEVANTÓ UNA SERIE DE
APUNTES Y BOSQUEJOS ANTE LA
LOCALIDAD PARA LA REALIZACIÓN
DE DIVERSAS PINTURAS DE
PAISAJE NATURALISTA SOBRE LA
SIERRA ZAPOTECA DE IXTLÁN, EN
ESPECÍFICO SOBRE EL PUEBLITO DE
SAN PABLO GUELATAO.
LA PINTURA DE
JOSÉ MARÍA
VELASCO ES
UN TRIBUTO
GEOGRÁFICO A
BENITO JUÁREZ,
QUE IMPACTA
POR LA MAESTRÍA
PICTÓRICA QUE
NOS PERMITE
DELEITARNOS
ANTE EL
PAISAJE, DE UNA
TRASPARENCIA
CIENTÍFICA EN SU
ATMÓSFERA.
épicade tenacidadque lo llevóprimeroa
alcanzar en la capital oaxaqueña el título
de abogado para, posteriormente, llegar
a ser gobernador de su estado y presiden-
te de la república.
La pintura de José María Velasco
es un tributo geográfico al benemérito,
que impacta por la maestría pictórica
que nos permite deleitarnos ante tan
sosegado paisaje, de una trasparencia
científica en su atmosfera, pero al tiem-
po es un canto poético sobre el impo-
nenteparaje, el cual haceunapausapara
que lo disfrutemos en su amplitud.