Página 10 - 15_Enero2013

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NÚM. 12
|
ENERO
|
2013
1877
El 3 de enero de 1877, nació en El Havre, Francia,
Raoul Dufy
, pintor y escultor, inspirado en
Gauguin, Matisse y los fauvistas.
P U E R T A S A D E N T R O
S
i me aproximo a uno de sus
lienzos, prácticamente no pue-
do ver ninguna huella en la super-
ficie. El objeto yace ahí, con un
peso inmaterial, reposando sobre
su propia sombra, en medio de
la nada. Un nautilo, la protección
calcárea de un animal ido, sirve
de gancho a la atención; pero no
es el nautilo en sí, son sus brillos,
su intención de ser materia.
Cuando le pregunto a Hugo
Laurencena por qué hacer pintura,
me responde con desenfado: “Por-
que es volver al origen… Porque
es lo que tenía al alcance de la
mano. No pude ir a la academia
porque no tenía los medios. Yo te-
nía que trabajar; trabajaba y estu-
diaba”. Pero, debajo de la conver-
sación, sabemos que la pintura es
trampantojo, es intención delibera-
da de engaño. El engaño que des-
vela una realidad oculta y que con-
tribuye más, en última instancia, al
desocultamiento de la realidad.
¿Dónde está parado Hugo Lau-
rencena en el campo de las ver-
tientes artísticas? La respuesta fácil
está en decir “en el hiperrealismo”.
Pero no es así. “En lo que yo hago
hay mucho de simulación porque
descontextualizo al referente, lo
saco de su lugar y lo llevo a una
“¡Bueno!, en principio, yo ya
pasé por ese territorio y fui preso”,
dice Laurencena, quien alguna vez
ya experimentó la prisión en aras
de hacer denuncia política. Prefie-
re ahora dejarse tocar por la be-
lleza de un objeto que merece ser
entronizado. Curioso, pues parece
que nuestro tiempo le impone al
artista la misión de portavoz de las
causas sociales. Ante esa pregunta,
Laurencena dice: “No hay denuncia
en lo mío”; sin embargo, se mara-
villa ante el hecho de que grupos
de jóvenes pasen tiempo mirando
las balas de AKA 47 cuyos fulgo-
res y texturas engañan al ojo y lo
hacen dudar si está frente a una
pintura o frente a una fotografía.
Aunque no haya una vocación
explícita de hacer militancia me-
diante su obra, Laurencena sabe
que el simple hecho de trasladar
la imagen de un objeto al lienzo
ya genera nuevos significados y, si
hay quienes se sientan impelidos a
interpretar políticamente un conte-
nido, es porque la vida de la obra
es autónoma e independiente de
los deseos de su autor.
Cuando se camina por las sa-
las monotemáticas y se recorre la
exposición de Laurencena, es po-
sible advertir una intención (¿cu-
el amor con que él elabora una de
sus pinturas.
Hugo Laurencena se formó,
como los antiguos pintores de gre-
mio, en el conocimiento del oficio
adquirido en la práctica del taller.
Gracias a la maestría técnica que
ha alcanzado y a la conexión entre
el ojo y la mente, realiza imágenes
que proponen el escudriñamien-
to pormenorizado de los objetos
que protagonizan su obra. En esa
conexión, que no cualquiera logra,
la producción de imágenes se con-
vierte en un largo y cuidado proce-
so en el que se hace aparecer, desde
el fondo del lienzo, aquel objeto co-
mún que, situado en un fondo neu-
tro, perturba, ya por sus dimensio-
nes, ya por su puro emplazamiento
en medio de la nada. Laurencena
no nos regala escenarios, sino pro-
tagonistas. En ese amor que media
entre la selección de un referente y
su aparición mágica sobre la super-
ficie del cuadro irradia su aprecia-
ción de lo que es nuestro país.
El objeto en el plano pictórico
siempre quiere decir algo: su ta-
maño, exagerado a veces, como si
el lienzo fuera el campo visual de
un microscopio, obedece ya a una
voluntad deliberada. Laurencena
camina delante de sus obras, les
situación aparente de ‘nowhere’.
Esto tiene que ver mucho con el
Surrealismo, con De Chirico, con
Magritte…”. Entonces, no hay vo-
luntad de desnudar al objeto ante
la mirada, o al menos, no como lo
hicieron en su momento Duane
Hanson, Howard Kanowitz, Franz
Gertsch o Richard Estes… El hipe-
rrealismo de los inicios gozaba de
la reputación de la que gozaron
las tomografías: hacer aparecer, en
todo su color y su textura, la cru-
deza de una realidad exterior que,
a fuerza de detalle, podría ser más
delirante que cualquier pesadilla.
Al poner frente a nosotros la figu-
ra de un adulto desnudo, obeso y
con expresión de hastío, el artista
busca introducir un punto crítico y
apelar al espectador dándole una
sopa de su propio chocolate.
Pero Hugo Laurencena no
comparte los mismos propósitos.
Para él, el objeto representado re-
viste atracción por alguna caracte-
rística en particular. Al menos en
el cuerpo de obras seleccionadas
para
Realismo aumentado. Hugo
Laurencena
no hay una intención
deliberada de ejercer crítica o de
contar con un deseo explícito de
denunciar realidades. Parecería,
incluso, lo contrario, sin embargo,
el objeto descontextualizado es
siempre perturbador.
ratorial, del artista?) que permea la
disposición de las piezas: la selec-
ción de los referentes (Ezequiel
Negrete Lira, Tina Modotti, Ga-
briel Fernández Ledesma, Herme-
negildo Bustos) fue realizada por
el propio Hugo. ¿A qué se debió?
Cada obra, a decir de Laurencena,
se eligió “por instinto. Lo quise
hacer así, sin mirar… como niño”.
Pese a que esta razón puede ser
gratuita, el visitante puede ver que
hay un hilo conductor, un
leitmo-
tiv
que armoniza la presencia de
todas y cada una de las piezas.
Ese
leitmotiv
puede ser entendido
como “lo mexicano”, como la pre-
sencia de los códigos que, como
clichés, se yerguen en el concierto
de las naciones y le permiten re-
cordar al viajero un poco de su ex-
periencia de paso por nuestro país.
Trompos, escobetillas, rosa-
rios, coronas de flores y de espi-
nas, la Virgen de Guadalupe, to-
dos son ejemplos de elementos
que remiten a diferentes aspectos
de la idiosincrasia del mexicano.
Algo que le maravilla a Lauren-
cena –pintor de origen argentino,
avecindado en México hace varios
años– es que lo que está hecho
en México tiene una magia espe-
cial: la de la producción artesanal.
Cada pieza de arte popular, cada
juguete tradicional se trabaja con
concede una última mirada satis-
fecha y piensa que ha captado lo
único de México.
EL
UNA CHARLA CON HUGO LAURENCENA, CUYA
EXPOSICIÓN
REALISMO AUMENTADO
PUEDE
VERSE EN LAS SALAS MONOTEMÁTICAS DEL
MUSEO NACIONAL DE ARTE HASTA EL 17 DE
MARZO DE 2013.
S
ara
G
abriela
B
az